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El polvorín

Síndrome del idiota social

13 Septiembre 2009 Etiquetado en #Politica

Síndrome del idiota social

 

 

Dicen algunos bienpensantes que en estos tiempos de disolución de casi todo; el arte, la filosofía, la política y la ciencia se han convertido en simples prolongaciones exhaustas de los grandes relatos primordiales, que nos acercamos al pensamiento único, a la gran comunión claudicante de las utopías, al destino de obligatorio cumplimiento en torno a la “democracia”, el “desarrollo” y el “capitalismo con rostro humano”.

 

Es la epifanía del desarrollo neoliberal, definido por algún poeta extraviado como “la superautopista de 10 carriles hacia ninguna parte”. Es el orden del relativismo interesado y de la guerra preventiva, que colecciona definiciones portátiles sobre democracia, derechos humanos y libertad, sólo aplicables a los “enemigos” del modelo, generalmente provenientes del tercer mundo.

 

Este orden de cosas ha engendrado un singular personaje, cínico por esencia, aunque en realidad ajeno – debido a limitaciones mentales o miopía adquirida – a las potencias que produce y reproduce socialmente. Es la personificación viviente de la consecuencia lógica del pensamiento único: “el pensamiento cero”.

 

No piensa, solo consume. O piensa de un modo oblicuo, reclamando de tanto en tanto neutralidad. Solo piensa en sí mismo. Ve en Homero Simpson un héroe (no un antihéroe crítico) y se mofa de los esfuerzos por hacer inteligible el mundo y de querer transformarlo. Como para él todo vale y finalmente moriremos, encuentra obvio que entre la novena sinfonía de Beethoven y “nadie es eterno en el mundo”, sólo hay una diferencia formal y de “mirada”. Entiende que lo mejor es pasar el rato sin estremecimientos internos, sin pesados compromisos.

 

Transita jocosamente por la vida, sin sentirse aludido, creyendo estar más allá del mamotreto que sólo provee artificios al pseudointelectual vanidoso, o de las desventuras del hombre rústico, que es pobre por opción. Asistimos entonces al advenimiento de este nuevo (en realidad no tan nuevo) sujeto, que manifiesta una sintomatología eminentemente contemporánea y bien identificada: el síndrome del idiota social[1].


Fuente : blog de Babel.
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