Afronta El Vaticano la verdad sobre abusos sexuales de sacerdotes

Ciudad del Vaticano.- El Vaticano se ha visto obligado a afrontar la verdad sobre los abusos sexuales contra menores cometidos por curas católicos gracias al trabajo de la prensa, a juicios millonarios o a la crítica de los políticos.

El más reciente y emblemático caso corresponde a Irlanda, donde el primer ministro Enda Kenny hace unos días acusó públicamente a la Sede Apostólica de obstruir investigaciones sobre denuncias de abuso y de encubrir a los supuestos responsables.

Ese ha sido un capítulo más de una crisis que ha azotado a la Iglesia católica en los últimos meses y que el Papa Benedicto XVI ha decidido afrontar abiertamente al reunirse con las víctimas, escribir documentos y modificar las normas vaticanas sobre el tema.

"Los medios de comunicación han abierto los ojos de todos sobre este fenómeno y nos han obligado a afrontar la verdad de los hechos. Jesús nos ha dicho que la verdad nos hará libres", dijo Charles Scicluna, promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Scicluna, de origen maltés, desde el año 2001 ocupa un puesto clave: es el "fiscal" del Vaticano para los delitos graves de los sacerdotes, entre los cuales se incluyen los abusos sexuales contra menores.

En los últimos 10 años atendió más de tres mil denuncias contra presbíteros, incluyendo casos famosos como el de Marcial Maciel Degollado, fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo o del cura chileno Fernando Karadima.

Para el promotor de justicia la pederastia se manifiesta, ante todo, como un "abuso de poder con motivaciones eróticas" porque los abusadores –en su mayoría- no buscan sólo el placer físico, sino el sentimiento de imponer su voluntad sobre la víctima.

"El abuso sexual cometido por un clérigo es un abuso de poder espiritual, no se debe esconder el hecho que el efecto traumático de un abuso en contexto religioso tiene un trauma particular, por cómo incide en el alma del cristiano el don más grande que es la fe", reconoció.

Advirtió que los principales responsables de establecer medidas de prevención contra la pederastia son los obispos de cada país, quienes –sostuvo- deben tomar como ejemplo al Papa Benedicto XVI y sus gestos concretos.

"Hay una actitud del obispo que no procede de una opción personal, sino de su vocación a ser buen pastor. El buen pastor, cuando ve al enemigo, no huye, sino que le espera a la puerta para defender el rebaño, como dice Jesús", apuntó.

El funcionario vaticano estableció que para prevenir episodios de abuso se debe comenzar por la formación en los seminarios, porque allí nace la conciencia de la importancia de la formación humana, incluyendo una actitud sana ante la sexualidad.

"Una formación sana de los seminaristas, una actitud sana ante el erotismo y la sexualidad, ayuda a la persona a vivir las justas exigencias del celibato de una manera más consciente, no represiva, de manera que no se den desahogos traumáticos y destructivos", indicó.

"Hay una esfera de abusos sexuales que nunca podremos desarraigar, pues es generada por la constitución psicológica de cada individuo. Aquí no se plantea sólo un problema de formación, sino la necesidad de una terapia a largo plazo para afrontar una perturbación muy difícil de diagnosticar y de descubrir", agregó.

Por ello consideró necesario poner a las comunidades católicas en condiciones de protegerse, de reconocer los signos del abuso de poder, que además pueden ser erotizados en el ámbito del abuso de la intimidad con los muchachos o convertirse en un auténtico abuso sexual de menores.

"La formación del clero tiene que ir, por tanto, acompañada por la formación de la comunidad. Ésta es importante también para garantizar la curación de las víctimas, que a causa del peso que llevan dentro se sienten "fuera" de la misma comunidad", ponderó.