Bolivia - Mitos de la inversión extranjera.
El caso de los hidrocarburos
Jueves 19 de enero de 2012
La privatización de la industria petrolera boliviana fue posible por una inocultable victoria ideológica del neoliberalismo que pregonó, y aún lo sigue haciendo, las bondades de la inversión extranjera, y paralelamente denigró el rol del Estado en las actividades productivas, particularmente en las actividades de extracción de recursos naturales; sancionando su “intrínseca ineficiencia” y su “congénita corrupción”.
Con fuerte apoyo de los organismos internacionales lograron imponer a los políticos y gobernantes de turno la idea que los bolivianos no podemos ni debemos gestionar nuestros recursos naturales y que la mejor manera de hacerlo es recurriendo a la inversión extranjera.
¿Cómo lo hicieron? Recurriendo a mentiras simples pero efectivas, como lo demuestra la presente cartilla. En lo referente a la industria petrolera, por ejemplo, mintieron en el número de pozos perforados y las reservas descubiertas, mintieron en los costos de producción y en las utilidades recibidas por las empresas, etc. Mentiras que de tanto ser repetidas crearon verdaderos mitos. Como ese que indica que las transnacionales son necesarias e imprescindibles para el país, que son las únicas capaces de realizar inversiones riesgosas, inversiones que el país no tiene y qué además permitieron descubrir las enormes reservas de gas. O el otro que dice que las transnacionales aplican tecnología de punta, son eficientes, cumplen con las leyes, son transparentes y para nada corruptas. O aquel que señala que la exportación de gas natural facilita el abastecimiento del mercado interno. O el que indica que el cobro de regalías e impuestos “elevados”, genera pérdidas a las empresas, ahuyenta a los inversores y perjudica el desarrollo de la industria.
Tan efectiva ha sido esta labor que aún hoy los gobernantes repiten que la inversión extranjera es imprescindible y que debemos buscar ser socios de ella. La experiencia histórica del país, reciente y pasada, ha demostrado que los inversores extranjeros sólo despojan al país de sus riquezas. Así lo corroboran los argumentos y datos vertidos en esta cartilla. Urge recuperar la experiencia económica previa al neoliberalismo, desmontar los mitos y mostrar la realidad detrás de las mentiras neoliberales, para acabar de descolonizar el pensamiento boliviano sobre la inversión extranjera y construir una verdadera política nacional de hidrocarburos.