Chile: Matías Rojas: El joven que funó a Rockefeller
Con 17 años, ha estudiado múltiples documentos que denuncian cómo las élites mundiales trabajan por instaurar un Nuevo Orden Mundial -o New World Order-, en el cual el magnate David Rockefeller juega un papel preponderante. Al enterarse, mediante un contacto -sobre quien prefiere no profundizar- lo esperó en el aeropuerto y lo abordó, con la intención de gritarle al magnate que se vaya de Chile, por asesino.
-¿Convocaste a más personas para denunciarlo en el aeropuerto?
-Cuando recibí la información no tenía contactos suficientes como para organizar una manifestación masiva, lo cual me hubiese gustado sobremanera. Sólo pude llamar a dos personas más, una no pudo asistir y otra que sí me acompañó, Pedro, y pueden escuchar su voz de fondo, a la mitad del video.
-¿Cómo lograste ubicar en el aeropuerto a Rockefeller?
-Fueron momentos de mucha adrenalina. No sabíamos con precisión en qué vuelo vendría o de qué puerta saldría, por lo cual debimos preguntar a un montón de personas. Cuando sabes que uno de los hombres más poderosos del globo está en el mismo edificio, a una pequeña distancia de ti, y no puedes encontrarlo, sientes una impotencia increíble. Después de pasearnos, hablar con los tipos de los taxis, una azafata, entre otros, y perder toda esperanza, nos encontramos de frente con el magnate, esperando en su silla de ruedas a que alguien lo introdujera en el vehículo de Agustín Edwards Eastman.
-¿Cuál fue su reacción y la de Edwards frente a tu acción?
-Al inicio, el señor Rockefeller pareció entender que yo era una especie de fan que se había acercado a saludarlo. Una vez que escuchó cómo lo invitaba a abandonar el país, lo único que se resignó a decir fue “¿Quieres que me vaya?”, y luego a hacer gestos irónicos con la cabeza y las manos, negándose. No supe de la presencia del señor Edwards hasta cuando escuché una voz desde el automóvil haciéndome callar. Cuando me asomé por la puerta del piloto, me encontré por sorpresa con él. No tengo otro calificativo que asignarle a la reacción de Agustín Edwards más que la de un cobarde que tapa su rostro (literalmente) para ocultarse de la luz pública y pretender borrar el incidente del mapa periodístico.
-¿Temiste en algún momento por tu integridad física, por los guardias?
-Cuando estás ante la oportunidad de tu vida, de manifestar directamente un repudio por los crímenes impunes de un titiritero como el señor David Rockefeller (abajo en la foto junto a Edwards) y su familia, sabes que debes hacerlo sí o sí. Obviamente, como todo ser humano, tenía mis miedos, pero me mantuve firme, igual que Pedro. En cuanto a los guardias, me parece que no eran guardias personales, y me temo que ni siquiera adiestrados o preparados para una situación de este tipo. Incluso uno de ellos se rió mientras le gritaba al multimillonario y se redujo a decirme, sin más: “Es suficiente”.
-¿Cómo te sientes actualmente por la acción ?
-Me siento muy satisfecho. Para ser sincero, no me esperaba el revuelo que causaría, no sólo aquí en Chile sino en otros países. El día de la confrontación, recibí innumerables invitaciones a programas de radio en Estados Unidos y entrevistas con medios nacionales y extranjeros. Pienso que es también un mensaje para el pueblo estadounidense, que está comenzando a despertar ante la tiranía de sus élites monopólicas bancarias, de que no están solos en su lucha. Lo mismo para personas en Europa que han comenzado a cuestionarse quién mueve los hilos del mundo. Es un mensaje para el planeta de que estas élites no tienen donde esconderse, y que donde se les encuentre, incluso en Chile, serán confrontados.
-Hay quienes no saben bien quién es David Rockefeller ¿Qué puedes contarnos de él, por qué le dices que está matando a mucha gente?
-David Rockefeller es parte de la tercera generación de hermanos, una familia conocida por monopolizar la industria petrolera, tomar un rol trascendental en la creación de un cuerpo global de regulación, o gobierno mundial, y financiar programas orientados a la reducción de la población mediante la práctica de la eugenesia.
Él dice en la página 405 de sus Memorias (2002) que mucha gente lo acusa de formar parte de un grupo selecto y conspirar para crear un mundo unido, o gobierno mundial. “Si ese es el cargo”, él admite, “me declaro culpable y estoy orgulloso de ello”. Cuando viajó a la China dictatorial comunista de Mao Tse Tung, escribió un artículo completo (The New York Times, 10 de agosto de 1973) donde alabó el sistema impulsado, el cual costó un genocidio de al menos 60 millones de personas. También admite que este sistema dictatorial es un modelo para el mundo del futuro.
-¿Qué relación ves entre Rockefeller, Chile y Agustín Edwards?
-Partiendo con el señor Agustín Edwards, él también forma parte de estas mismas redes. Cuando miramos a sus ancestros, Agustín Edwards Mac-Clure ejerció como presidente en la difunta Liga de Naciones entre 1922 – 23, el primer intento que fue apoyado por la familia Rockefeller para unir al mundo bajo un único cuerpo administrativo.
Para comprender cómo se unen estas dos familias en la era más contemporánea, debemos examinar la historia chilena, antes, durante y después del golpe de Estado de 1973. En las mismas “Memorias” de David Rockefeller, éste admite que Agustín Edwards fue un agente activo de Estados Unidos durante el gobierno de Richard Nixon y que para maniobrar movidas políticas tenía comunicación directa con Henry Kissinger.
Como chilenos, seamos del color político que seamos, no debiésemos permitir ningún tipo de intervención extranjera en lo que concierne a nuestra gestión política local. Creo que actualmente somos víctimas directas de un modelo de globalización, desde los tiempos de la Guerra Fría, y que, por ejemplo, no debiésemos aprobar que nuestro presidente Piñera vaya a la Apec y hable de que las soberanías nacionales deben caer y adherirse a una “estructura de gobierno mundial”, tal y cual lo hizo el pasado 13 de noviembre de 2010, durante la misma cumbre.
-¿Sabes qué relación tiene Rockefeller con Ricardo Lagos?
-Como es bien sabido, David Rockefeller fue una de las figuras claves en la aprobación del Tratado de Libre Comercio que Chile alcanzó con Estados Unidos, y fue en este marco que sociabilizó enormemente con Ricardo Lagos mientras presidía Chile, a inicios del milenio. Incluso antes de ser presidente, en 1999, Lagos participó en una reunión del Consejo de las Américas (fundado por David Rockefeller) donde, además de su fundador, George Soros se encontraba presente.
El magnate ha mantenido un lazo bien fuerte con todos los gobiernos de la Concertación. Patricio Aylwin, por ejemplo, viajó personalmente a Washington en 1993 para darle la Orden Bernardo O’Higgins por su “aporte” al derrumbamiento de las fronteras económicas de Latinoamérica. Tenemos también la situación de octubre de 2005, cuando Lagos recibió la Insignia de Oro del Consejo de las Américas por parte del mismo David Rockefeller (ver foto). Y en septiembre de 2009, cuando Michelle Bachelet recibió el mismo reconocimiento en un evento patrocinado por Barrick Gold.
-Se habla de un Nuevo Orden Mundial. ¿Qué entiendes por él, está a tu juicio la población bien informada al respecto?
-Según mi investigación, el Nuevo Orden Mundial puede entenderse como una filosofía o sistema político y social formulado por las élites intelectuales, económicas y científicas del planeta, que está orientado al control completo de la sociedad.
Todo esto, mediante la creación de un súper Estado global que erradique todo tipo de soberanías nacionales y la independencia total del individuo. Hace tres o cuatro años, nadie se hubiese imaginado que los medios oficiales hablarían de un gobierno mundial, y del proceso de la globalización como una suerte de evolución natural benigna hacia un sistema centralizado.
¿Un sistema centralizado de control donde todas las naciones deban someterse a una misma autoridad, en el manejo de sus recursos, en la aplicación de sus leyes y en la distribución de sus derechos? Una vez que la gente entienda esto y no se deje caer por la retórica política, avanzaremos hacia el despertar. Hasta el momento es sólo gradual, pero hay personas, incluso dentro de estos círculos de élite, como Zbigniew Brzezinski ante el CFR (Council on Foreign Relations), quien han admitido el aceleramiento de este proceso.
-En la práctica. ¿Cómo opera ese nuevo orden mundial y particularmente en Chile?
-El Nuevo Orden Mundial opera mediante diversos think-tanks y sociedades políticas, establecidas de forma privada, que influencian a políticos, los sobornan y los ligan a una estructura depredadora con piel de oveja. En este sistema, sin embargo, no necesariamente tienen que estar todos participando al mismo tiempo. Funciona como una pirámide, o el sistema de las muñecas rusas. Hay muchos titiriteros y muchos “tontos útiles”.
En Chile, tiene una serie de lacayos políticos y empresariales. Tenemos el caso de Andrónico Luksic, cuya descendencia es poseedora del 60% de Canal 13 y, por si no lo sabían, miembro de la Comisión Trilateral, sociedad privada fundada por David Rockefeller. Un cuerpo fundamental, parte de esta red de organizaciones globalistas, es el Consejo de las Américas, utilizado para llevar a nuestros presidentes y comprometerlos a formar parte de este sueño en común, la centralización política, como esclavos sumisos ante lo que el establishment ordene en la alta cúspide. Ocurrió el año pasado cuando David Rockefeller y Susan Seagal invitaron personalmente a Sebastián Piñera a una cumbre del Consejo (ver foto).
-A quienes siguen estos temas se les acusa de ver conspiraciones en todos lados. ¿Cómo te sientes al respecto?
-Siempre cuando hago una afirmación, intento respaldarme con documentación y evidencia palpable. Si demuestro lo que digo y aún así la gente no toma en consideración la información que se les entrega, nada más paso de largo. Debe haber un equilibrio entre el escepticismo y admitirse a sí mismo que el sistema de creencias adquirido puede cambiar si se accede a información nueva.
-¿Qué opinión te merece la compra de grandes extensiones de tierra en el Sur de Chile por particulares?
-Me parece inquietante. No sólo tenemos una compra masiva de tierras por nuestro lado, sino también en Argentina con Ted Turner, Carlos Benetton, Joe Lewis y otros. En el caso específico de Chile, puedo referirme a Douglas Tompkins, un presunto ecologista con deseos benignos que ya posee 2 millones de acres entre nuestro país y Argentina. El hecho es que está bloqueando un camino entre Puerto Montt y Chaitén, prácticamente dividiendo al país en dos.
En 2001, Pedro Pablo Gutiérrez (el entonces abogado de Tompkins), admitió que la fundación compradora de esas tierras recibe donaciones de la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller. Pienso que hay que estar muy atentos a las intenciones de este tipo si no deseamos perder nuestro sur austral y entregárselo en bandeja a las élites como una eventual vía de escape para sus crímenes.
-¿Veremos el resurgimiento de movimientos nacionalistas ante los tentáculos de las corporaciones?
-Es muy posible. Basta con reconocerse chileno y aferrarse a un colectivo ciudadano para auto denominarse nacionalista, ya que eso es lo que un nacionalista es. Si eso se ve atacado, es muy probable que las personas comiencen a defenderse fervientemente y a proteger los intereses de nuestra nación.
-A tu juicio ¿qué papel crees que ha jugado Chile en el escenario de Nuevo Orden Mundial y qué papel desempeñará?
-Desempeña y desempeñará el rol de refugio o edén de recursos para las élites. Esto no sólo se pone de manifiesto en términos de capital, sino también en términos de ingeniería social. El año pasado, por ejemplo, vimos cómo Chile fue utilizado de instrumento para alimentar la falsa guerra contra el terrorismo, con el caso del inocente pakistaní Mohammed Saif Ur Rehman Khan, cuya situación ha dejado a la luz la manipulación política tras el rostro de nuestro (y si es que lo es) ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Éste admitió, por ejemplo, que desea instalar las mismas políticas represivas aplicadas en New York bajo el mandato de Rudolph Giuliani, quien fuese alcalde durante los ataques terroristas del 11-S. Esta agenda neo-con de tintes sionistas queda esclarecida en un documental que realicé hace un par de meses llamado “Caso Pakistaní: El fraude Hinzpeteriano”.
-¿Que podemos hacer las personas comunes y corrientes ante este escenario?
-Informarnos, generar pensamiento crítico, juntarnos a discutir estos temas, compartir opiniones, fortalecer las pequeñas comunidades y estar decididos a proteger lo nuestro. Sólo después de eso podremos llevar este tema a la luz pública para que sea discutido por nuestros líderes y generar un cambio de paradigma, pero no ocurrirá de la noche a la mañana. Costó más de cien años crear esta atmósfera de la globalización depredadora. Creo que costará lo mismo o incluso más para revertirla.
+Info: www.verdadahora.com
Por Bruno Sommer C. y Sebastián Larraín S.
ROCKEFELLER EN EL “JARDÍN SECRETO” DE EDWARDS EN LAGO RANCO
Cruzando la comuna de La Unión, bordeé un pequeño retazo del lago Ranco para llegar hasta Futrono y constatar en terreno que el heredero de la fortuna del clan Rockefeller, comparte junto Agustín Edwards, una vez más, en “El Jardín Secreto”.
SU LLEGADA A CHILE
David Rockefeller (95), nacido en Nueva York un 12 de junio de 1915, es un hombre de cofradías, siendo uno de los fundadores del Club Bilderberg (nacido en Holanda en 1954), es uno de los hombres más poderosos del mundo.
En su llegada a Chile, el 16 de enero de 2011, fue confrontado por un joven curicano, Matías Rojas (17), quien viajó a enfrentarlo cara a cara a su llegada al aeropuerto de Santiago. Lo grabó en video y le arrojó unas cuantas palabras, identificándolo como criminal de la humanidad.
-¡Estás matando a mucha gente! ¡Vete de Chile ahora mismo!- exclamó el joven en perfecto inglés, mientras en el rostro del anciano se dibujaba una sonrisa, sin entender al principio lo que pasaba, y luego tratando de hacer caso omiso de quien lo increpaba.
Rockefeller, único vivo de los cinco hijos de John D. Rockefeller Jr. y nieto del multimillonario magnate petrolífero John D. Rockefeller -el fundador de Standard Oil- fue bajado de su silla de ruedas y subido a un Mercedes Benz por un guardaespaldas. Ahí lo esperaba otro personaje impune en la historia de las sombras de Chile, Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio, gestor del golpe de Estado y sus trágicas consecuencias. Hombre que en Estados Unidos, junto a Richard Nixon “and” Kissinger, conspiró para quebrantar el orden constitucional en Chile, en contra del gobierno democrático del presidente Salvador Allende Gossens.
Luego, en confabulación con la CIA y otras inteligencias, como la de la Armada chilena, Edwards ayudó a seducir a altos mandos de las fuerzas militares, que se ensañaron en contra del pueblo de Chile, apuntando las armas, torturando, disparando y asesinando a miles de personas.
En estos temas, Agustín Edwards nunca profundizó con el correcto rigor periodístico, las páginas de El Mercurio y sus cadenas de diarios regionales que, en alianza con un modo de funcionamiento de los medios en Chile -desde la Radio hasta la TV-, han contribuido a borrar la historia o disimularla, en favor de unos pocos, los más poderosos de este país.
La parejita se había reunido. Partían juntos al sur de Chile y no se sabe a qué. Había que ir a buscarlos y El Ciudadano hizo su esfuerzo.
SU REFUGIO EN EL SUR
En el segundo lago más grande de Chile, el Ranco, el de aguas traicioneras, en la isla Llillileufu, aterrizó el helicóptero que transportó a Rockefeller junto a Edwards desde Santiago hacia el sur, el mismo día que Matías lo ‘funó’.
Allí, en medio de una “taza” de dulces aguas, la amargura se cobijó, protegida por las murallas del capital foráneo mezclado con el nacional, alojándose una vez más, el poseedor de una de las fortunas más grandes tejida y asociada al poder de la banca, el manejo del petróleo y las guerras, tal como lo hiciera Rotschild.
Me acerqué a aquella isla de 120 hectáreas, de bosques e inmensos jardines, tratando de encontrar alguna pista de David Rockefeller y su secuaz criollo. En un blanco bote a motor, dejamos atrás el borde lacustre y Puerto Las Rosas.
El día anterior ya había conversado con varias personas del sector que prefirieron reservar su identidad, quienes confirmaron que el anciano promotor de un nuevo gobierno único mundial estaba ahí.
-No es la primera vez que viene, es muy amigo de don Agustín-, dice un vecino casi con inocencia.
-La mantención de los parques inmensos que decoran la isla le cuestan 90 millones de pesos mensuales. Ahí trabajan “unas 30 personas”, la residencia principal es de alrededor de unos 1.500 metros cuadrados, y es conocida bajo el nombre de El Jardín Escondido-, revela otro.
Los verdes y cuidados prados que llegan hasta la misma habitación de Edwards, albergan diversa flora y una colonia de faisanes que en su libre deambular contrasta con letreros que rodean la isla señalando: “Recinto Privado. Prohibido su ingreso”.
Consulté entonces a la Armada, que tiene su capitanía de puerto en las cercanías y me dicen “que por ley puedo desembarcar en cualquier playa pues éstas son públicas, y que desde la orilla hacia arriba “son 80 metros de libre tránsito”.
Decidí entonces ser lo más cauto posible. Me llega el dato que Rockefeller y Edwards habían abandonado la isla temprano por la mañana con rumbo desconocido -seguimos sin saber los planes del par-, así que se hacía inútil mi desembarco para intentar entrevistarlos, ya se habían hecho humo… lo que quedaba era fotografiar su madriguera.
En ese trabajo pude observar un remolcador, lanchas, un trozo de su casa cubierta por bosque, un Cristo crucificado en la cima más alta de la isla (en la foto), una tubería bajo el agua que le lleva electricidad a la isla entre otras excentricidades, como una pequeña embarcación a vapor junto a un gran muelle de cemento.
Para mi asombro y de regreso, ya almorzando en Futrono, la ciudad más cercana a la isla, de pronto levanto la mirada y en una pared veo una vieja foto de un vapor cargado de personas. De inmediato recuerdo al vapor que vi anclado en el muelle de Edwards. Saco la cámara, reviso las imágenes y le muestro la de la nave junto al muelle a la mesera del lugar.
-¿Le parece, señorita, que es el mismo vapor?
-Se parece mucho, pero no creo, ese barco despareció hace mucho tiempo. Hacía recorridos por el lago. Pregúntele a mi jefe, él puede saber más.
-Hola quiero hacerle una consulta-, le digo al dueño del local y repito la pregunta.
-Totalmente, sí es. Es el Aquilino. ¿Dónde lo encontró?
-En la isla de Agustín Edwards-, le señalé, apuntando hacia el lago.
PIÑERA CORROBORA LA VISITA
Si bien tenía los relatos de los vecinos que confirmaban que Rockefeller, quien fuera graduado Cum Laude de Harvard, había estado en la isla Llillileufu, nadie quiso dar su nombre, así que creí necesario encontrar una voz oficial que testificara su visita.
Estaba en Futrono y sabía que el Presidente de Chile, Sebastián Piñera comenzaba sus vacaciones en las cercanías, Bahía Coique. Me trasladé, entonces, hasta el lugar junto a otros dos colegas, lo encontramos en misa, rezando.
Le esperamos a la salida de la iglesia junto a otros medios de comunicación que aguardaban. Terminó un nuevo ofrecimiento de la sangre y el cuerpo de Cristo y Piñera salió para ser rodeado por su ‘fanaticada’.
-El punto de prensa será en su casa-, señaló uno de sus asesores.
Rápidamente nos trasladamos hasta el Fundo Esperanza. Logramos pasar y tras un tiempo de espera que no fue mucho, pero que fue suficiente para darme cuenta que los periodistas designados para cubrir a Piñera, durante sus vacaciones, no tenían intención de hacer preguntas que se salieran de la línea señalada por su editores. Los colegas decían:
-No hagan preguntas que incomoden al presidente. Qué importa en qué gaste su plata, total, para eso es el Presidente- se señaló, previendo que no arruináramos la relación de micrófono de Piñera, que cultivarían en la semana.
Se encendieron las cámaras luego de que el mismo Piñera pidiera la pauta de preguntas, señalando qué respondería y qué no. Se quedó con tres de ellas. Pidió un minuto para descargar sus tics que lo asaltaban durante sus respuestas, y pidió grabar nuevamente, hasta que le saliera bien.
-¿Estoy en Hollywood o este es el periodismo a la chilean way?- me dije para mis adentros.
Concluían las preguntas acordadas y era la oportunidad.
-Presidente ¿Sabe si anda Rockefeller por el Lago Ranco? ¿Tiene planeado verlo?-, dijo un correligionario.
-Así es, asintió Piñera. Pero no está en mis planes reunirme con él.
-Oiga, y en la visita de Alan García, los medios centraron su atención en el diferendo fronterizo, pero qué hay del acuerdo de unir la bolsa chilena, la peruana y la colombiana- (era importante saber el estado de avance de ese negociado, aunque no tuviera que ver directamente con el tema).
-Síííí, eso ya está andando, dijo tras un breve silencio para luego dibujar una sonrisa.
La versión oficial de boca del Presidente quedaba registrada, y con respuesta extra antes de que diera todo por terminado, junto al lago que está a los pies de El Dorado, como narra Oreste Plath… A David Rockefeller, no le encontré físicamente, pero su sombra palpable sí.
Finalmente y para cerrar esta entrega, me queda la convicción de que, sin fronteras, muchos poderosos han trabajado en lo que han llamado un Nuevo Orden Mundial, liderados por tipos como Rockefeller y secundados por tipos como Edwards. Un orden siempre especulativo, a su medida, y con “nuevas” reglas del juego, donde temas como el calentamiento global, la salud humana, terminar con las guerras, superar la pobreza en el mundo e incluso el hambre, sólo aparecen como tarea de algunas de sus fundaciones, que pretenden poner piel de oveja a la ferocidad de sus ambiciones.
Por Bruno Sommer Catalán
Recuadro
¿QUIÉN ES ROCKEFELLER?
David Rockefeller es el nombre tras una de las figuras más poderosas del planeta. Proveniente del multimillonario clan Rockefeller, David ha dedicado con éxito su vida a los negocios y se ha posicionado como uno de los emblemas del sistema capitalista mundial.
Rockefeller, quien también es veterano de la Segunda Guerra Mundial, es uno de los fundadores del influyente Club Bilderberg, que desde 1954 reúne a las personalidades más poderosas del globo en los negocios, la política, los medios de comunicación social y la ciencia. Su influencia, a la sombra de la diplomacia convencional, es reconocida por sus famosos asistentes, entre los que se cuenta la presencia de Bill Clinton, Henry Kissinger, representantes del Banco Mundial y de compañías como Coca Cola y Microsoft, y personalidades de la Otan, la CIA y el FBI. Los temas conversados en las reuniones de Bilderberg nunca han salido a la luz pública, debido a un estricto contrato de confidencialidad entre sus miembros.
Además de su éxito en los negocios -que va desde la banca hasta el tráfico de armas-, Rockefeller ha sido uno de los hombres más influyentes en la política reciente, en la que se archiva una serie de vínculos con Chile. Uno de los más evidentes parte de su amistad con Agustín Edwards, dueño del diario El Mercurio, a quien apoda cariñosamente “Doonie”. En su libro de memorias autobiográficas “Memoirs”, Rockefeller señala que éste pidió su ayuda para impedir la elección del socialista Salvador Allende.
“Me dijo que Allende era un embaucador soviético que destruiría la frágil economía chilena y extendería la influencia comunista a la región. Si Allende ganaba, advertía Doonie, Chile se convertiría en otra Cuba, un satélite de la Unión Soviética. Insistió en que los Estados Unidos debía impedir la elección de Allende”, señala en su libro. Así que el magnate hizo el puente con Kissinger y Nixon para evitarlo.
Años más tarde, Rockefeller visitaría a Augusto Pinochet, quien se presume que indemnizó a la millonaria familia por su apoyo prestado al derrocamiento de Allende. Sin embargo, tiempo después, el mismo David Rockefeller prestó ayuda económica a la Concertación, gesto que fue retribuido por Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet en cenas y ostentosas reuniones.
Al multimillonario se le atribuye el éxito en la firma del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con Chile en 1992. Actualmente, se le vincula a una serie de iniciativas económicas en el país, entre las que se cuenta el polémico proyecto Pascua Lama, de la canadiense Barrick Gold, que tiene el 31% de sus acciones en manos de The Capital Group, cuyo representante es el propio David Rockefeller.
El Ciudadano