Costa Rica: El farsante
Gerardo Trejos Salas (*)
Sí, es un gran farsante. Todo el mundo, hasta él mismo, lo sabe. Algunos compatriotas (diputados-guardaespaldas), sin embargo, para poder disfrutar de las mieles del poder, silban y miran hacia arriba cuando alguien osa desenmascarar al farsante o amenazan con triturar al crítico. Pero son inofensivos: "perro que ladra no muerde".
Fracasó en sus estudios de medicina. A lo largo de su triste, solitaria y desventurada vida contrató plumas diestras o siniestras para que le escribieran libros y discursos. Es vanidoso y narcisista. Inauguró obras públicas inexistentes. Es autor de frases verdaderamente cursis.
Así, por ejemplo, en el aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en letras de bronce escribió la siguiente "pelotudez": "En este lugar un pueblo desplegó sus alas al viento y voló hacia el infinito".
Es un galán sin ventura. Herediano. Fue Presidente de la República. No soporta las críticas. La emprendió contra la naturaleza. Es avaro, mediocre y mezquino. Cree que todos los costarricenses somos tontos. Es tan pobre que solo dinero tiene. En San José, en la avenida segunda, diagonal a la inaugurada nueva casa Presidencial existe un bello y pequeño jardín que lleva su egregio apellido en placa de bronce, de esas que a él tanto le gustan, para colmar su vanidad.
Así su ilustre nombre quedó inmortalizado, es decir, cobró eterna fama.
Adivina, adivinador ¿Quién será?
(*) Ex diputado y Abogado