y es que el dolor en los labios
se han convertido en grito.
---------------------------------------EDITH LAGOS
1982 Setiembre 3: Una patrulla antisubversiva es atacada por un pelotón de guerrilleros comandados por la ya mítica Edith Lagos en las afueras de Umacca, Andahuaylas. El combate es parejo, feroz a pesar de la notable diferencia del poder del fuego de los enemigos. Estos consiguen pedir ayuda por radio y al poco rato un helicóptero del ejército viene en su apoyo.
Casi al anochecer, todo ha terminado. Entre las bajas de la guerrilla está Edith Lagos.
1982 Setiembre 10: Las calles de Huamanga están atestadas por miles de personas que pugnan por ver, tocar los restos de la joven que ha ofrendado su vida a tan corta edad. Bandas de músicos acompañan el cortejo fúnebre. Parece un día de fiesta, pero el pueblo llora la muerte de la guerrillera Edith Lagos. Aun Sendero Luminoso tiene gran arraigo popular.
Se llama Edith Lagos, es ayacuchana, hija de un comerciante de la clase media, ha estudiado los primeros ciclos de Derecho en una universidad particular de Lima pero ha vuelto a su tierra para unirse a guerrilla.
El 17 de mayo en Chuschi, un perdido poblado de Ayacucho, la fracción Por el Luminoso Sendero de José Carlos Mariátegui del Partido Comunista del Perú ha dado inicio a su guerra popular contra el Estado Peruano a la que califica de semifeudal y semicolonial.
La guerra avanza incontenible en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac, el llamado Comité Regional Principal en que el senderismo ha dividido el Perú. No es una guerra improvisada, por supuesto que no. Abimael Guzmán, su mentor, la ha planificado al milímetro durante la última década y media en que cual él, personalmente, y sus adeptos, ha recorrido cada pueblito de estos tres departamentos llevando su prédica, conociendo el terreno, captando seguidores. Uno de ellos es Edith Lagos, una militante con fuerte convicción revolucionaria, sensible al sufrimiento de los más oprimidos.
Belaunde, que ha vuelto al poder después de ser desalojado de esta por los militares doce años atrás, califica de abigeos a los guerrilleros. Estos no llevan uniforme de combate, poseen armas obsoletas, no se enfrentan a las fuerzas regulares, solo andan de pueblo en pueblo expulsando a los terratenientes, castigando a los abigeos, a los usureros, a los infieles. Lejos están todavía los llamados juicios populares en el cual la pena generalmente es la ejecución del condenado.
A fines de año, Edith Lagos es capturada y recluida en el CRAS de Ayacucho.
1981: La guerra se expande por todo el territorio peruano. Siguiendo la prédica maoísta, parte del campo para llegar a las ciudades. Lima, la capital, amanece con perros colgados en los postes de luz. Las primeras torres de conducción eléctrica son derribadas dejando en tinieblas las grandes ciudades. Pero todavía no hay mayores víctimas que lamentar. Lo que sucede en las serranías no afecta en nada a la naciente democracia. Los contingentes policiales apenas son incrementados para combatir a los llamados “abigeos”.
Mientras tanto, en el CRAS, Edith Lagos cavila, piensa, medita cómo transponer las puertas de esa fortaleza de piedra y cemento en el cual pasa sus días mientras, según le informan sus visitas, la revolución se agiganta, marcha victorioso hacia su objetivo: la toma del poder.
Las acciones de la guerrilla se incrementan notablemente después de este hecho. La figura de Edith Lagos, montada en su caballo blanco, recorre Ayacucho, Huancavelica, Apurímac. El gobierno ha mandado a los cuerpos antiguerrilleros de la policía para sofocar la rebelión, pero los resultados son nulos. Los senderistas conocen el terreno, tienen el apoyo del pueblo.
El ataque y destrucción del puesto policial de Vilcashuamán le termina de abrir los ojos al gobierno: no son abigeos los que perpetran esos hechos, los que recorren los pueblos expulsando a la Guardia Civil, pidiendo la renuncia de alcaldes, gobernadores. No son abigeos los que atacaron el CRAS de Ayacucho.
Setiembre 3: Una patrulla antisubversiva es atacada por un pelotón de guerrilleros comandados por la ya mítica Edith Lagos en las afueras de Umacca, Andahuaylas. El combate es parejo, feroz a pesar de la notable diferencia del poder del fuego de los enemigos. Estos consiguen pedir ayuda por radio y al poco rato un helicóptero del ejército viene en su apoyo.
Casi al anochecer, todo ha terminado. Entre las bajas de la guerrilla está Edith Lagos. La prensa de la oligarquía quiso minimizar el hecho diciendo que Edith Lagos cayó cuando pretendía robar una camioneta para aprender a manejar.
Setiembre 10: Las calles de Huamanga están atestadas por miles de personas que pugnan por ver, tocar los restos de la joven que ha ofrendado su vida a tan corta edad. Bandas de músicos acompañan el cortejo fúnebre. Parece un día de fiesta, pero el pueblo llora la muerte de la guerrillera. Aun Sendero Luminoso tiene arraigo popular, todavía no ha aplicado su política de arrasamiento, todavía sus juicios populares no suele dictar la ejecución de los condenados, pero falta poco, apenas meses.