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El polvorín

URUGUAY - Mujica: UN FIASCO CON PATAS

7 Febrero 2013 , Escrito por El polvorín Etiquetado en #Politica

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SURda-Nuestra opinión -05-02-2013

En Uruguay, donde las clases medias (altas y bajas, incluyendo ese sector obrero y asalariado bien pago, que en las encuestas se autoclasifica como clase media) tienen una enorme importancia en la formación de la opinión pública y arrastran a los sectores más atrasados que “no quieren desentonar” (por un pronunciado retroceso de eso, que antes llamábamos la conciencia de clase de los sectores proletarios clasistas y asalariados).

En ese país que no quiere verse a sí mismo y que exasperaba en más de una oportunidad a Don Carlos Quijano, Benedetti se vengaba del galimatías escribiendo un librito que se llamó “El País de la cola de paja”.

Hablamos de la década que va del 60 al 70, pero en la cual –dictadura militar mediante- la vieja consigna del “NO TE METÁS” se ha transformado en el “HACÉ LA TUYA”.

Es “el paisito” donde funciona la memoria funcional de dejar “ciertas cosas de lado” cuando son demasiado incómodas.

País en el cual el salto colectivo más grande no alcanzó más que para quebrar el bi-partidismo tradicional y, hasta allí llegó el impulso progresivo, después volvimos a la rutina.

En vísperas del triunfo del Fraude Amplio, en las elecciones nacionales del 2004, Álvaro Rico describía, en un librito demasiado culterano –para la gravedad del asunto que trataba- el fenómeno de la manipulación masiva del electorado por las cúpulas partidarias, el libro se llamaba:

“Como nos domina la clase gobernante” e historiaba el fenómeno de las manifestaciones masivas y combativas que señalaron el ocaso de la tiranía militar -y la apresuraron- a la pasividad que ganó a ese mismo movimiento de masas después y se extendió a las grandes mayorías nacionales con sus consabidas tonterías de “la democracia”, el “pluralismo” y la “convivencia”que deja a los poderosos en la dominación y el mantenimiento de sus privilegios tradicionales.

Demás esta señalar que “el consenso” solo pudo imponerse por toda una serie de medidas tomadas por la misma cúpula frenteamplista desde los acuerdos “de salvación nacional” del 2002 que marcaron esa voluntad de no desentonar (para facilitar el acceso al gobierno) y todas las medidas colaterales del desarme ideológico de las propias bases electorales, particularmente de sus sectores más radicales y combativos.

Así el frente se depuró por “la izquierda”, fortaleció al sector “progresista” y obligo a sectores de izquierda que no querían quedar aislados al oportunismo, de adaptarse a las circunstancias.
La frase de cierto comentarista de futbol:

“Es lo que hay, Valor”, se integró al vocabulario progresista conjuntamente con el “Hace la tuya” que ya estaba extendida en amplias capas ciudadanas.

El primer gobierno del frente electoral, manifestó, bajo la presidencia de Tabaré Vázquez y la conducción económica de Danilo Astori, ese retroceso en forma manifiesta:

la recepción a Bush, el intento fracasado de Tratado Comercial con los Estados Unidos, el “Nunca más” que era una réplica de la teoría de los dos demonios

( Y ASÍ ESTA ESCRITO ESPECÍFICAMENTE EN LOS FUNDAMENTOS para la jornada fracasada del evento), el veto al derecho de las mujeres al aborto, los escándalos financieros de la Intendencia de Montevideo (Bengoa y otros enquistado en la Intendencia) y, fundamentalmente, en su fase final, el intento de imponer la candidatura de Astori a raja tablas, para garantizar el viraje que ha debido de sufrir la demora del interregno Mujica.

En la contienda de las altas esferas frentistas, el pueblo se la jugó por Mujica , apoyó con lucidez la alternativa que prometía para contemplar después como Mujica no se la jugaba por esa inmensa mayoría frentista que le plasmó el apoyo sin el cual no hubiera llegado a la instancia electoral interna.

Los vaivenes de componer la fórmula “para un país de primera” son ilustrativos al respecto.

Mujica debió incorporar a Astori como vicepresidente y debió chalanear con el mismo todas las concesiones políticas que este exigía que no fueran simplemente la conducción económica garantizada para su equipo, sino además pretensiones en materia de política internacional, y muchas otras cosas más.

 La situación llegó a ser tan tirante que Mujica candidato sin compañero se dirigió al Partido Socialista para intentar -si el acuerdo se dilataba- jugar la variable de incorporar un candidato socialista en la fórmula presidencial.

Ante la amenaza las huestes de Astori se calmaron en sus exigencias, porque de persistir se quedaban sin el pan y sin la torta y arriesgaban además un bajón electoral de proporciones.
El rencor contra los socialistas sin embargo, ganó dominio público, lo manifestaron en diferentes oportunidades y es de público conocimiento.

 De cualquier manera, los sectores de derecha del Frente Amplio lograron imponer en la contienda el saboteo a dos plebiscitos: el saboteo a la Ley de Caducidad, y el saboteo al derecho al voto de la Diáspora uruguaya residente en el extranjero.

 El mecanismo fue expeditivo: hubo sectores del Frente que no ensobraban esas alternativas en sus listas , y el escándalo fue tan mayúsculo que al final estalló en el interior del país la jugarreta, cuestión que en Montevideo se silenció completamente, sin que además los que llevaron adelante el saboteo reconocieran su responsabilidad política en el asunto.

Después, ya en el Gobierno, el Sr. Mujica, el Sr. Astori y el ausente Tabaré Vázquez (estaba en China, pero igual fue mencionado) viendo que existía un acuerdo en el sector parlamentario para anular la ley de caducidad, a pesar de los denodados saboteos que ciertos sectores parlamentarios hicieron en el trabajo de la comisión para frenar el acuerdo , decidieron convocar a los 50 parlamentarios, para bajarles “la pesada” gubernamental, sin derecho a responder de los convocados e invocando el presidente la posibilidad de “perder las elecciones” si el acuerdo se votaba en el Parlamento.

Como todo eso no alcanzó, fue necesario recurrir al expediente Semproni” un “tapado” que debió realizar la miserable tarea de negar su voto, para forzar la mano (1).

Fue la primera canallada manifiesta del recién electo presidente, concretó lo que había insinuado en cierta entrevista inicial, de un “manijazo de derecha” aprovechando su reciente triunfo electoral, pero le costó un baja de popularidad notable de la cual no se recuperó jamás.

Frustró concientemente una opción de cambio de rumbo que fue el caballito electoral fundamental de su propaganda electoral a la interna del Frente

Podía haberlo hecho porque contaba con un vehículo partidario, el MPP, que era el grupo mayoritario al seno de la coalición.
Pero prefirió anular esa posibilidad, fortalecer a la estructura del “aparato” interno y transforma al MPP en el M-Pepismo.

El proceso no escapó a la observación del Sr. Marenales (2), que acertadamente lo definió -a poco de andar- como “un gigante idiota”.

Y la estructura interna pasó a integrarse aceleradamente a la caza de puestos y canonjías gubernamentales fortaleciendo la tendencia a la burocratización general del frenteamplismo, que hoy día no se separa marcadamente de lo que practicaban antes los partidos burgueses tradicionales: la caza de empleos en el sector estatal para los cargos importantes del aparato interno, y la vida de la clase política como tal, del erario público, o sea el parasitismo político a costillas de la sociedad toda.

En siete años de administración frentista ese burocratismo está consolidado, fuerte, lozano, a costa de aislarse de las bases frenteamplistas a las que cada vez tiene mayores dificultades para movilizar, porque en régimen democrático y representativo, sin la mística colectiva y la movilización consiguiente no hay posibilidades de ganar las elecciones por amplias mayorías.

Es en esta fase, que todas las carencias del Frente Amplio se ponen cada vez más en evidencia. Rechina cada vez más y provoca el rechazo de la parte conciente de las bases frenteamplistas, aunque esa toma de conciencia no acierta todavía a formularse en una fase superior, política.

Sin la cual, la protesta se diluye, el desencanto se amansa, la frustración gana paulatinamente a diversos sectores y empiezan a florecer en forma de cinismo y desencanto que no acierta a expresarse de modo colectivo y masivo para imponer un cambio de rumbo.

Una manifestación bien clara de todo el fraude del gobierno Mujica es el reflotamiento de la candidatura de Tabaré Vázquez que intenta imponer la derecha frentista como candidato único capaz de garantizar un triunfo electoral.

Se trata de una vuelta de tuerca más a la vista del “programa” que este candidato ya ha esbozado: el abandono de las ideas “socialistas” y el apoyo al plebiscito de los partidos burgueses sobre el tema del aborto.

Esto unido a los últimos discursos del Sr. Mujica referidos a los sindicatos, complementan el panorama de una cúpula frenteamplista absolutamente incapaz de incorporar una renovación programática gubernamental y una renovación generacional a la vieja gerontocracia burocratizada que pretende mantener sus sitiales gubernamentales en un posible triunfo electoral.

Señalar desde la prensa alternativa todos estos peligros (es la única prensa que los señala) es más necesario que nunca.

No por eso nos hacemos ilusiones.

A la burocracia frenteamplista, a todo el amplio espectro “progresista”, no se les convence con razonamientos y argumentos.

Es una burocracia gubernamental y partidaria firmemente asentada en el parasitismo político tradicional que antes practicaban los políticos profesionales burgueses.

Sus “razones” están en las arcas del erario público, del cual pro fitan. Todos ellos muy por encima de “la canasta familiar” gubernamental.
Se trata de privilegios de los cuales hay que despojarlos.

Una manifestación más de la lucha de clases de toda sociedad capitalista y dependiente como la nuestra. Y es en esa tarea que las amplias mayorías populares tienen la palabra definitiva.

Si falta el coraje, la voluntad, el tesón y la lucidez para imponerlas, si no logran la formulación política que es ineludible, estaremos condenados a las viejas formas de frustración que ya son largas en la Historia Nacional.

Y lo que es peor condenaran a toda una nueva generación a la frustración en los cambios que los nuevos tiempos exigen.

El país que no quiere verse a sí mismo, el País de la cola de paja se impondrá, como logró imponerse tantas veces antes. Y la Historia será otra vez la historia de la frustración. Contra ese rumbo es que convocamos.

(1) El episodio parlamentario, la Marcha tradicional en Memoria de los Desaparecidos que se realizó al otro día y que en esta página hemos comentado en su momento, se inscribe en un marco mayor.

La carencia de coraje cívico de nuestros gobernantes en materia de Derechos Humanos violados y conculcados –que es la diferencia política que nos separa claramente de lo que realizó en la otra orilla del Plata el gobierno orientado por Kirchner primero y continuado por la actual Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.

 Para recordar claramente esos sucesos hay que referirse al “famoso” video de amenazas militares, la visita a Dalmao, y todos los gestos hacia los círculos militaristas que terminaron en el nombramiento del actual Ministro de Defensa Nacional, antiguo guerrillero pasado totalmente a las filas adversarias, la de los torturadores del pueblo y, hoy reflotados como tropa militar cipaya en Haití.

Esa carencia en materia de criterios, es un componente esencial del descrédito ciudadano, mientras que en Argentina ha servido para reverdecer la confianza en la política de los sectores juveniles, manifestado en un fortalecimiento evidente del gobierno y la autoconfianza popular que inmediatamente se extiende a otros aspectos de la vida política argentina.

(2)  Este señalamiento no exime al Sr. Marenales de la responsabilidad colectiva que comparte con Mujica, Eleuterio Fernández, y otros de la cúpula del antiguo MLN en la tarea que asumieron todos ellos en el desarme ideológico y liquidación que han realizado en conjunto del viejo MLN.

Todos ellos estuvieron ligados a la creación del MPP e incluso del CAP-L, que fueron todas formas adoptadas para enjuagar diferencias internas.
El MLN-Marenales, en la cueva de Tristán Narvaja, fue también parte de la maniobra. Al tema nos hemos referido en diferentes ocasiones

. En resumen: “el gigante idiota” es hijo de todos ellos, hereda el aparatismo foquista elemental de todos ellos cuando no existían fuerzas ni personalidades que les pusieran freno a sus formulaciones más crudas. 

NdeR: los subrayados son de posta

SURda - postaporteñ@ 907 - 2013-02-05

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