Por Irene Selser

La pregunta tiene respuesta y la acaba de dar el ex diplomático de Estados Unidos en Moscú durante la guerra fría, Wayne Smith, a la vez ex jefe de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana. Para Smith, no basta con calificar de satisfactorios los acuerdos gobierno-Iglesia para la liberación de los disidentes cubanos, como lo hizo la canciller Hillary Clinton. La administración Obama, dice Smith, podría alentar esa tendencia liberando a los llamados Cinco Cubanos, encarcelados en EU acusados de espionaje; algo que la Casa Blanca, añade, debería hacer de todas maneras a fin de ayudar a restaurar la imagen de Estados Unidos, que ha quedado dañada por la condena internacional a su manejo del caso.
En un artículo publicado en la revista The Nation (13 de julio) bajo el título Liberen a los cinco cubanos!, Smith hace un recuento de algunos avances alentadores en Cuba en las últimas semanas, mencionando:
1) la reducción a 167 en el número de presos políticos, que según anunció en junio un importante disidente, Elizardo Sánchez, era hasta ese mes la cifra más baja desde el triunfo de la revolución cubana, en 1959;
2) el acuerdo anunciado el 7 de julio por el gobierno del presidente Raúl Castro para liberar a 52 opositores, según lo pactado con el canciller español Moratinos y el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana; y
3) la suspensión temporal de Guillermo Fariñas de su huelga de hambre tras 135 días de ayuno total, para exigir la liberación de 26 presos enfermos.
Pero ¿quiénes son los Cinco Cubanos? Smith recuerda que eran miembros del Servicio de Inteligencia cubano que fueron enviados a EU, no a espiar al gobierno estadounidense o a alguna de sus entidades, sino a penetrar a ciertas organizaciones cubanas en el exilio y recabar información sobre las actividades terroristas que estaban desarrollando en contra de Cuba. La información sería entregada luego al Buró Federal de Investigaciones (FBI) para que éste pudiese poner un alto a tales actividades.
En este sentido, en junio de 1998 tres representantes del FBI fueron invitados a Cuba para reunirse con su contraparte. Regresaron con unos 64 expedientes con información pertinente. Luego los cubanos esperaron a que EU actuase en contra de los terroristas, pero fue en vano. En su lugar, el FBI, aparentemente capaz de determinar a partir de la evidencia las identidades de las fuentes, arrestó a los cinco cubanos unos meses más tarde.
Cuando finalmente en 2001 fueron a juicio en Miami, donde el sentimiento anti-Castro es tan fuerte, no hubo posibilidades ni siquiera de formar un jurado imparcial.
En su texto en defensa de la libertad de cinco agentes del espionaje cubano en EU (The Nation, 13 julio), encarcelados en 2001 y condenados a largas penas, el diplomático estadunidense Wayne Smith, ex jefe de la Oficina de Intereses de EU en Cuba, alega que en Miami los fiscales no pudieron presentar evidencia de que los cinco fuesen culpables de espionaje o de ningún otro crimen, más allá de ser los agentes sin registro de un poder extranjero. Pero los fiscales recurrieron a la vieja estratagema de acusarlos de conspiración para cometer actos ilegales. La condena más dura fue para Gerardo Hernández (conspiración para asesinar), con dos cadenas perpetuas.
En agosto de 2005 tres jueces del Tribunal de Apelaciones de Atlanta, revocaron las condenas y ordenaron sin éxito un nuevo juicio fuera de Miami.
Los cinco han estado presos por casi 12 años bajo condiciones difíciles, afirma Smtih. Y en todo ese tiempo no se ha permitido ni a Gerardo Hernández ni a René González recibir una sola visita de sus esposas, lo cual es un castigo cruel y despiadado.
El diplomático, a quien nadie podría acusar de pro castrista, recuerda que este caso se ha convertido en una especie de causa internacional célebre. Diez premios Nobel, cientos de juristas, miembros de parlamentos y varias otras asociaciones de todo el mundo han pedido a la Suprema Corte de EU revisar el caso.
Hasta la ONU ha tomado cartas en el asunto y por primera vez en la historia, recuerda Smith, su Comisión de Derechos Humanos condenó el juicio argumentando que el tribunal de Miami no podía haber tenido la objetividad e imparcialidad que se requieren para asegurar un juicio justo.
Smith propone en The Nation una solución que podría beneficiar a todos: que Obama conmute las sentencias, ya que nunca hubo evidencia con la que condenar a los cinco, y Cuba libere a todos los presos políticos; algo que siempre ha sido un objetivo de Washington.
Ninguno de los dos gobiernos debería sufrir efectos adversos de esta liberación recíproca, considera Smith. Al contrario, ambos serían aplaudidos y sus imágenes internacionales mejorarían.
En el intercambio, concluye Smith, debe ser liberado el estadounidense Alan Gross, arrestado en Cuba en 2009 por sospechas de subversión. A cambio, Washington podría a su vez suspender formalmente otros programas para promover la democracia en Cuba que no cumplan con el protocolo diplomático normal y que no tengan la autorización del país anfitrión.
Publicado por Milenio Online
Tomado de La polilla Cubana