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El polvorín

La izquierda independentista vasca ya es legal y vota

10 Mayo 2011 , Escrito por El polvorín Etiquetado en #Politica

 

escrito por Carlos Aznárez   

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Otro triunfo del pueblo vasco: la organización política Bildu podrá participar en las próximas elecciones municipales, pese a la campaña en su contra armada por el poder judicial y la derecha española

 

Resumen Latinoamericano -La decisión se hizo esperar hasta el mismo minuto del comienzo de la campaña electoral, pero finalmente el Pleno del Tribunal Constitucional español tuvo que hacer lugar por seis votos contra cinco, al reclamo de la coalición electoral Bildu (“Reunir”, “juntar”, en lengua vasca) para que sea aprobada su legalización que previamente había sido rechazada por una Sala especial del Tribunal Supremo de Justicia. En otras palabras, contra viento y marea, la izquierda independentista vasca va a participar de las estratégicas elecciones municipales que han de celebrarse el próximo 22 de mayo.

 

 

Si hay algo por lo que se caracterizan los vascos y las vascas es que son nobles, y duramente empecinados. Y es precisamente esta última característica la que salió a relucir para obtener esta victoria en la pulseada con el gobierno de Rodríguez Zapatero y sus aliados -en lo que hace en perseguir a los independentistas- el derechista Partido Popular.

 

Nadie, hace un par de semanas daba un peso (o un euro, mejor dicho) por este resultado que ayer fue festejado como si de un triunfo electoral se tratara, por decenas de miles de personas en las calles de Bilbao. Lo que ocurre es que desde que la organización armada ETA declaró el alto el fuego permanente, muchas cosas han cambiado en el País Vasco, y la mayoría de ellas tienen que ver con la decisión de gran parte de la ciudadanía nacionalista y abertzale (patriotas de izquierda) de caminar firmemente por la vía política y tratar de convencer a propios y extraños que la legalidad sólo se obtendría en función de cuántos y cómo se movilizaran. Eso es precisamente lo que ocurrió en los últimos días.

 

Cuando el Tribunal Supremo dijo que Bildu era una consecuencia de ETA, a partir de informes de policías, organizaciones de “víctimas del terrorismo” y políticos de la derecha más rancia, parecía que todo iba a seguir el camino que antes le tocara en suerte a otra coalición parecida llamada Sortu.

 

Pero esta vez, los partidos de la coalición nacionalista (los dos legales de Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba, más la izquierda abertzale ilegalizada hasta el presente) no se amilanaron y movieron cielo y tierra para que tanto a nivel local como a nivel de la solidaridad internacional se produzca una avalancha de reclamos, firmas, comunicados, a las instancias judiciales y al gobierno del PSOE, insistiendo que “no hay ninguna excusa para impedir que una franja muy amplia de ciudadanos vascos puedan expresarse libremente”. Sin embargo, desde las instancia de poder, los mensajes eran confusos, y la mayoría de los funcionarios gubernamentales, con el vicepresidente y portavoz del Gobierno, Adolfo Rubalcaba a la cabeza, enviaban señales negativas, con el repetido discurso de que “no hay confianza” en la anunciada apuesta política de los abertzales.

 

Así se llegó hasta el día miércoles, en que una nutrida delegación de seguidores y dirigentes de la coalición independentista viajaron a Madrid para presentar el recurso ante el Tribunal Constitucional. Allí se pudo ver que la ola pro-legalización había ganado incluso muchos adeptos en el corazón mismo del antivasquismo español, ya que los visitantes vascos estuvieron acompañados en la calle por numerosas personas que expresaban su repudio “a tanta censura y proscripción”. Pero lo mejor aún estaba por llegar. Fue en esas horas que se conoció la convocatoria desde Bildu y otras instancias, a una gran manifestación nacional en Bilbao, para esperar los resultados de la decision del Tribunal que deliberaría durante el jueves.

 

Llegado ese día, las calles de Bilbao se empezaron a inundar de manifestantes llegados desde los más diversos puntos de la nación vasca. Ciudadanos portando la ikurriña (bandera vasca) o pancartas recordatorias de que hay 650 presos y presas en las cárceles españolas y francesas, y hasta algunos jóvenes luciendo la camiseta rojiblanca del Athletic de Bilbao, conformaron una marea humana que marchó hasta un lugar emblemático de la ciudad, denominado El Arenal, en pleno centro.

 

Allí, con la consigna de convertir el sitio en “otra Plaza Tahrir” (refiriéndose al punto en que el pueblo egipcio gestó su reciente rebelión) produjeron una masiva sentada, mientras desde un escenario improvisado se escuchaban adhesiones y canciones. Por los parlantes se incitaba a los allí reunidos que “nadie se mueva de aquí hasta que no obtengamos lo que venimos a buscar, el respeto a los derechos civiles de los vascos y vascas”. Además, llegaron adhesiones internacionales e incluso, se pudo oír el apoyo telefónico desde Argentina, de los integrantes de la agrupación local Amigas y Amigos del Pueblo Vasco. La respuesta en la plaza fue unánime: vítores y gritos de “Independencia, Independencia”.

 

El límite de espera para la decisión judicial era la cero hora del viernes, momento en que los partidos empezarían la campaña electoral. Llegó ese momento, y por los teléfonos celulares y páginas de internet o facebook comenzó a correr la voz de que la legalización ya era un hecho, y que a pesar de que el Tribunal había encargado de redactar la sentencia a un empecinado ilegalizador como es el funcionario Francisco Hernando, al parecer en la votación la tendencia proscriptiva había sufrido un revés. La multitud bramaba pero aún hubo que esperar unos minutos más, y fue así que cuando transcurrían los primeros diez minutos de este viernes, uno de los dirigentes de Bildu, el periodista Martín Garitano, levantó el puño y gritó a voz en cuello: “Gora Euskadi Askatuta” (Viva el País Vasco libre) y la multitud entendió que se había obtenido una espectacular Victoria, y entonces sí, descargó la contenida tensión. Abrazos, besos, boinas al aire, el descorchar de botellas de champagne, y sobre todo, una ovación vivando a la “Independencia” y a los presos.

 

No es para menos, desde 2003 no ocurría un hecho parecido. Por primera vez, participarán de las elecciones todas las opciones políticas sin ningún tipo de proscripciones.

 

Mientras la alegría se derramaba por todas las calles de Bilbao y en otras grandes urbes vascas, el gobierno español hizo saber -a regañadientes- que aceptaba la decisión del Constitucional. En los rostros de los funcionarios oficialistas, y más aún en las primeras expresiones de dirigentes del PP, la derrota sufrida por culpa de tanta obstinación prohibitiva era más que evidente.

 

Ahora, es indudable que la izquierda independentista aprovechará el subidón que le ha otorgado esta decisión judicial y se lanzará a una campaña masiva pueblo por pueblo buscando ganar los votos necesarios para obtener, como en otras épocas, numerosos cargos institucionales, entre ellos alcaldes y concejales. En la Plaza Tahrir bilbaína, asomaba el sol y la fiesta seguía en todo su apogeo. Quedaba nuevamente demostrado que cuando los pueblos se movilizan no hay censura, proscripción o ilegalización que valga.

 

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