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El polvorín

Perú: EL ESCARABAJO Y LA MIERDA....II

20 Marzo 2010 , Escrito por El polvorín Etiquetado en #Politica

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APRA: HISTORIA DE CORRUPCIÓN

CRÍMENES Y MAFIA

 

Por: Luis A. Borja

 

En América Latina pocos son los casos de partidos políticos que registran una historia tan vergonzosa, corrompida y criminal como el Partido Aprista Peruano (APRA)(1). Si el primer gobierno de este partido (1985-1990) mostró su amalgama lumpenesca y reaccionaria, el segundo que se ha iniciado en julio del 2006, viene a ser la confirmación de que el APRA de Alan García Pérez, es el partido de la cachiporra, el balazo por la espalda, el robo, la coima y la mafia enquistada en el Estado. Ahora mismo se acaba de descubrir que el gobierno de Alan García está presionando al gobierno de Chile para no extraditar al mafioso Alberto Fujimori quien como se sabe está en ese país a la espera de una sentencia que lo enviaría directo a una prisión peruana. Este pacto secreto entre el APRA y Fujimori, es la continuación de una alianza que ya se dio en la década del 90 cuando García, acusado de robos y crímenes, fue protegido por el fujimorismo en el poder.


Hace una semana también se ha descubierto que el ministerio del Interior dirigido por Pilar Elena Mazzetti Soler, quien antes de servir al APRA fue ministra de Salud del régimen corrupto de Alejandro Toledo, ha traficado con la compra de 469 camionetas destinadas a la policía. En la compra de los vehículos se fraguo el precio inicial y de 14,988 dólares por camioneta en el mercado actual, se elevó a 29,000 dólares por unidad. Otro reciente escándalo ha significado la revelación que acaban de hacer algunos medios peruanos (16 de febrero), de que el abogado Francisco Peixoto, jefe de los asesores del Ministerio de Justicia es un conocido defensor de narcotraficantes. Uno de sus clientes fue el narcotraficante Enrique Cárdenas, alias “mosquita loca”, hijo “mosca loca”, un narco de talla internacional que estuvo ligado a Vladimiro Montesinos. Lo curioso del caso es que este “súper asesor” (acaba de renunciar por la presión publica) estaba encargado de diseñar los planes políticos, la estrategia y las leyes, para luchar contra el crimen y el narcotráfico. 

Otras perlas del gobierno y del APRA.


¿Saben quién es el actual vicepresidente de la Republica, es decir el que sucedería a García, en el caso de ausencia presidencial?.


Nada menos que Luis Giampietri Rojas un ex almirante de la marina de guerra del Perú (históricamente los dirigentes del APRA siempre han sentido atracción por los uniformados). Este marino, calificado por algunos con el apelativo de la “hiena” dirigió en junio de 1986 el genocidio de prisioneros en el penal de El Frontón. Por este grave motivo está incurso en un juicio penal que se sigue en los tribunales peruanos así como en la Corte Interamericana de Derechos Humanos de Costa Rica. Al caso del vicepresidente hay que agregar una reciente perla de este partido. Resulta que cuatro antiguos miembros del comando “Rodrigo Franco”, ese grupo criminal que funcionó en el primer gobierno de García, trabajan actualmente en el parlamento peruano. Daniel Abugattás y Aldo Estrada, son dos congresistas que acaban de hacer la denuncia, y exigen que se investigue el caso. Son cuatro ex paramilitares, acusados de secuestros, torturas y asesinatos, pero sin embargo ahora son “asesores” de parlamentarios apristas, y es el Estado el que cubre los honorarios de estos matarifes.


Agustín Mantilla, ex secretario general del APRA y brazo derecho de Alan García Pérez, a pesar de los delitos y crímenes cometidos se prepara a ingresar triunfante a la banda que ahora gobierna el Perú. Mantilla, fue ministro del interior en el primer gobierno de García, y ahora esta libre como el viento. Nadie se acuerda de que este personaje tiene cuentas pendientes con la justicia penal del Perú. Sus deudas con la justicia son voluminosas, pero tres son las principales: Crimen masivo de prisioneros de guerra en 1986: organización de grupos paramilitares para asesinar opositores políticos: y relación secreta y mafiosa con Vladimiro Montesinos. En junio de 1986 Mantilla, se vistió en ropa de comando y personalmente dirigió el crimen masivo de cerca de una centena de prisioneros en El Frontón. Mantilla se encargó de dar el tiro de gracia en la cabeza a los prisioneros gravemente heridos. Entre 1985 y 1990, fue el organizador y cabecilla del criminal comando “Rodrigo Franco” causante de varias decenas de asesinatos selectivos. El “Rodrigo Franco”, tenía su cuartel general en el ministerio del Interior, y sus integrantes provenían de la militancia aprista y de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE). En la época del apogeo de Fujimori Montesinos, por encargo de Alan García fue nexo entre el APRA y Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) que dirigía Vladimiro Montesinos, y en razón de esta relación el partido de Alan García Pérez, recibió dinero de la mafia fujimorista para sostener la campaña electoral aprista de 1995.


La vena sangrienta del APRA.


Este partido fundado en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torres, un dirigente político que se hizo conocido por sus posiciones anticomunistas y sus arreglos políticos con los regimenes mas reaccionario y brutales de la historia peruana. Haya de la Torre, escribió en 1928 su “ideario político”, un adefesio titulado “el Antimperialismo y el APRA" en cuyo texto expresa toda su esencia reaccionaria, antipopular y su pro imperialismo. En ese texto catalogado por los apristas de “doctrina”, engañosamente se llamaba a la lucha antiimperialista, pero al mismo tiempo se abogaba para no “abolir radicalmente el sistema capitalista”. Bajo el pretextó de que los países pobres estaban obligados, antes de hacer la revolución, seguir un camino capitalista, se elogiaba la penetración imperialista, que según la “doctrina aprista”, traía progreso a los países del tercer mundo. Bajo el objetivo de sostener el sistema de opresión el APRA redondeó su ridícula “tesis” planteando que la lucha en los “países subdesarrollados”, no era una lucha de clases sino de pueblos, y que eran “los trabajadores “manuales e intelectuales”, lo que deben dirigir esta lucha. Para Haya de la Torre, el proletariado y el campesinado eran apenas masas amorfas que servían solamente para los procesos electorales y nada más.


Pero el APRA por su carácter de clase (no por el origen de su militancia), configura desde su nacimiento una organización política de la burguesía peruana y del imperialismo. De ahí proviene su esencia decadente que todo lo copia burdamente de las metrópolis imperialistas. Su corte populista reaccionario es una copia del fascismo italiano y del nazismo alemán. Haya de la Torre estuvo en Europa en los años 20 en pleno auge de Mussoline y Hitler, y de ellos importó hasta la vestimenta que usaban los militantes apristas. Esta grosera repetición política se expresó en la organización de los chapistas (organización partidaria de niños de 10 y 11 años de edad) y la Juventud aprista (JAP). En el caso de los primeros, por su edad sirven para la manipulación y el adoctrinamiento en la sumisión de los “jefes”, y en el caso de la JAP, estos son entrenados para violentar vandálicamente colegios y universidades. Tantos los pobres niños chapistas como los de la JAP desfilan cada año vestidos de militares con boinas negras y rojas. La costumbre desde los años 50 es que estos marchaban con paso de ganso, y con el brazo izquierdo en alto saludaban al jefe aprista (Haya de la Torre) quien también con el brazo izquierdo en alto desde el estrado principal veía pasar sus huestes partidarias militarizadas. Como ya no esta el jefe (murió de vejez el 2 de agosto 1979), ahora el saludo militarizado es para Alan García Pérez, digno sucesor del megalómano, reaccionario, y mentiroso Víctor Raúl Haya de la Torre. En los años 30 en Italia y Alemania, los fascistas y nazis obligaban a los niños a participar en marchas y acciones políticas. Fue el mismo Haya de la Torre el que instauró la fanfarria aprista en el “día de la fraternidad” (onomástico del “jefe”).


Desde los años 20 diferentes políticos y analistas han acusado con razón al APRA de ser una organización que se viste de “democrática”, pero que en el fondo es un partido fascista. Julio Antonio Mella, comunista cubano (murió asesinado en 1928), en su momento acusó al APRA de ser una versión del fascismo en América Latina. Mella contribuyo a desenmascarar la esencia reaccionaria de este partido que después de la II guerra mundial, se descubrió como una organización al servicio del imperialismo yanqui. Luis de la Puente Uceda, quien encabezó la lucha guerrillera del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), denunció que el APRA era una organización de la oligarquía peruana y que recibía las consignas de las transnacionales. Luis de la Puente Uceda, militó en el APRA hasta mediados de la década del 50 y desde el interior de este partido denuncia la traición de los dirigentes incluido Haya de la Torre. El “jefe” del APRA lo condenó a muerte y envió un grupo de sicarios para asesinarlo. De la Puente Uceda ejecutó a uno de sus atacantes, y así pudo salvarse del complot organizado desde las alturas del APRA. Uceda pasó varios años en prisión por haber liquidado a un esbirro de Haya de la Torre. Cuando recobró su libertad organizo el MIR, y en 1965 inicio la lucha armada contra el gobierno de Fernando Belaunde y sus aliados del APRA. En esta ocasión el Partido de Haya de la Torre pidió la pena de muerte para los subversivos del MIR y de otras organizaciones en guerra.


El APRA y su atracción por los uniformados.


La rebelión de Trujillo de 1931, de la que tanto réditos políticos saco el APRA, fue en realidad una rebelión dirigido no por los dirigentes apristas, sino mas bien el Búfalo Barreto que fue el verdadero héroe de este movimiento que se desarrollo al margen de Víctor Raúl Haya de la Torres quien en los momentos de los preparativos y ejecución de la rebelión se encontraba en una prisión de Lima. En esta rebelión el APRA estuvo en busca de un militar que lidere la rebelión. Este militar fue el comandante Gustavo Jiménez. Como lo anota Guillermo Thordike (El Año de la Barbarie), la dirección del APRA no había sido partidaria de la revuelta organizada por cuenta del Búfalo Barreto, quien además estaba en contra de la decisión de la dirección aprista que quería entregar la jefatura de la revuelta a un militar de carrera (Gustavo Jiménez).


En 1945 el APRA se alió a José Luis Bustamante y Rivero, un representante de la gran burguesía peruana, y mediante esta alianza el APRA cosecho parte de la torta del poder del Estado. En 1948 el partido aprista rompió su alianza con Bustamante y Rivero y junto a los militares complotó contra su antiguo aliado. La accion del APRA propicio el golpe militar del general Manuel Odria, con quien el APRA hizo alianza en años posteriores. En 1956 fue aliado del gobierno conservador de Manuel Prado Ugarteche. Ahí nuevamente el APRA se coló en las altas esferas del poder y pudo colocar varios ministros. En 1960 el APRA se une a la Unión Nacional Odriista (UNO), del reaccionario general Manuel Odria, el mismo militar que los había reprimido durante el golpe contra Bustamante y Rivero.


En 1968, el APRA con Haya de la Torre a la cabeza se presentaron como “opositores” del régimen militar del general Juan Velasco Alvarado, pero como era su costumbre (la escopeta de dos cañones) hicieron un doble juego político. Por un lado atacaban a Velasco, pero por otro lado lo apoyaban. Así por ejemplo Carlos Delgado Olivera, un ex aprista y anticomunista, se convirtió en el ideólogo del régimen velasquista.

Este ex aprista y delfín de Víctor Raúl Haya de la Torre fue el que organizo el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), un organismo ambicioso que fue utilizado por la dictadura militar para manipular la conciencia del pueblo peruano. Delgado Olivera fue el inventor de la supuesta “sociedad ni capitalista ni comunista” que los militares repetían sin entender que esto era simplemente una estupidez política. Otro de los hombres del APRA en el gobierno de Velasco fue el general Tantalean Vanini, ministro de Pesquería. En este ministerio se organizó en alianza con el APRA, el grupo paramilitar denominado Movimiento Laboral Revolucionario (MLR). Este grupo estaba integrado por vándalos de las filas del APRA y delincuentes comunes. Su accion estaba dirigida a tomar por asaltos sindicatos clasistas, organismos populares, a violentar huelgas y movilizaciones de trabajadores. Pero el más conocido de los apristas en el velasquismo ha sido Agustín Mantilla, quien ha sido hombre de confianza absoluta de Alan García, organizador de grupos paramilitares, ministro del interior y secretario general del APRA. Mantilla, como el mismo lo recuerda, trabajó en el sector pesquero, ahí donde reinaba el general Tantalean y donde funcionaba el MLR considerado el “brazo armado de la revolución peruana”. Según Mantilla: “Trabajé para el Consorcio Pesquero, dedicado a la comercialización de la harina de pescado, el año 1970 y luego de la expropiación de la industria pesquera, en la Empresa Comercializadora de Harina y Aceite de Pescado (EPCHAP). (2). Como se ha visto brevemente, el APRA se acomoda a todos los ritmos de la historia, y tiene muchas razones para decir como slogan: “el APRA nunca muere”.

 

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GARCÍA EN DECADENCIA

 

Por: César Hildebrandt

 

Sale Aurelio Pastor al patio de palacio de gobierno y dice, como si hablara desde una alfombra roja, que “el gobierno exigirá” una investigación del Congreso en relación a la transferencia de acciones de América Televisión.

Dice esto al costado del primer ministro, Javier Velásquez Quesquén. Éste no añade nada sino que refrenda implícitamente lo dicho con su silencio consentidor y hasta con ese lenguaje corporal que un arlequín envidiaría.

Por la noche, y dado el tsunami político y social producido por esta declaratoria de guerra a los grupos “El Comercio” y “La República”, hace su aparición el señor Luis Miró Quesada Valega, mandamás de América TV, y dice que “nada hará cambiar” la política informativa de América TV.


Más allá de que la política informativa de América TV consiste en cumplir con la voluntad de “El Comercio”, lo cierto es que Miró Quesada Valega parece haber tomado el toro por las astas y, con la ayuda fraterna de Rosa María Palacios, dice lo suyo. Lo dice, claro, con esa vocación por el eco y la repetición y con ese airecillo de indignación aristocrática que sólo los Miró Quesada parecen capaces de alcanzar.


Pero en eso sucede lo increíble: llama Velásquez Quesquén al programa de la señora Palacios y se atreve a jurar, con la desfachatez que se aprende junto a García, que “el gobierno no exige ninguna investigación sobre la transferencia de acciones de América Televisión”.


Realmente estupefacta, la señora Palacios le pregunta, más o menos, cómo se explica entonces lo dicho por Aurelio Pastor, ministro de Justicia.


Velásquez Quesquén dice que no hay nada que explicar, que lo dicho no se dijo, que él habla como presidente del consejo de ministros y que sanseacabó.


Tras un corte comercial, la señora Palacios vuelve a pasar el video del señor Pastor. Lo pasa dos veces y allí está, irrefutable, la cita: “el gobierno exigirá una investigación...”


¿Cosa de locos? No, asunto de mafiosos que empiezan a patinar, a sacar tajadas personales, a no obedecer al capo que se fue de viaje y no dejó directivas claras.


Pastor no le ha cobrado todavía a Crousillat por el fraude del indulto. Pero no hay duda de que, si Crousillat recupera el canal, Pastor cobrará lo suyo: al cash o en especies, en un solo tramo o en espacios, en cherris o con programa propio.


Entonces, por la noche, llega el doctor García de la temblorosa transmisión de mando en Chile y lo primero que dice es que “tiene entendido” que “un ministro habría dicho” que sería una decisión del gobierno ordenar la investigación sobre el cambio de mando en Canal 4.


El presidente niega tres veces- pedrianamente, garcíamente- que sea propósito del gobierno recomendar tal investigación. Nadie le pregunta por qué, entonces, Pastor dijo lo que todos le oímos decir.


García añade que está facultado a revocar la gracia del indulto a Crousillat y que lo hará si los nuevos exámenes contradicen aquellos que le sirvieron, supuestamente, para ser generoso con el recomendado de Ricardo Ghibellini y Roxanne Cheesmann.


Pero en seguida dice que, como ciudadano libre, Crousillat podría negarse a someterse a nuevas pericias clínicas. Para de inmediato matizar: “aunque alguien que se niega a ser examinado está demostrando que tiene algo que ocultar”.


O sea que García, a la cabeza de su gobierno, ya no sabe lo que dice ni sabe cómo borrar lo hecho ni de qué modo encubrir sus jugarretas ni a quién sacrificar para salir ileso de tanto derrape.


Este es el peor momento de García. Este el peor momento de un gobierno que no lo venía haciendo mal en relación a la gran prensa, esa yegua de cascos ligeros que cambia cada cinco años de montura. Y lo increíble es lo que García y sus torpes cortesanos han logrado con el llamado “operativo Crousillat”.


Porque resulta que, gracias a García y su vocación por lo sórdido (allí están sus cercanías con Kouri y “Chimpún Callao”, sus coqueteos con el Fujimorismo civil y armado, su mano tendida a lo peor de la CTP) y gracias a Pastor y a sus viciosos procederes, ahora tenemos que “América Televisión” aparece como la heroína de la fiesta.


Seamos claros: una cosa es que Crousillat sea un súper ratón del fujimontesinismo y otra cosa es que nos creamos el cuento de Miró Quesada Valega.


Ese cuento consiste en tratar de hacernos creer que América Televisión, a raíz de lo sucedido, defenderá la línea impoluta de la que carece, seguirá demostrando el coraje opositor al que renunció hace tiempo y resistirá las presiones políticas que, en los últimos tiempos, siempre sorteó negociando y cediendo.


Como si el Canal de Lan-Chile y Graña Montero fuera todo un ejemplo de independencia.


Si García pensó que su pata Crousillat mantendría en asustado jaque a “El Comercio” y a Canal 4 en plena etapa electoral, se equivocó. Primero, porque no necesitaba apelar a tan esperpéntico personaje: bastaba con seguir pidiéndole a Pepe Graña que, de vez en cuando, morigerara ciertas cosas. Y segundo, porque Crousillat es un auténtico decadente, un matón porteño que sólo podía causar líos como el que ha producido.

La lección final podría ser esta: Alan García, el otrora hábil constructor de ardides, hoy fabrica bumeranes. Y los hace cada día más bonitos.

 

LECCIONES DE FRATERNIDAD

 

Por: Zenón Depaz Toledo

 

Ningún debate doctrinario ni programático. Ni siquiera un elemental plan de acción. Sólo una sorda disputa por los cargos partidarios y las correlaciones de poder para candidaturas electorales. A eso quedó tristemente reducido el XXIII Congreso Nacional Ordinario del Partido Aprista Peruano, sellando así la liquidación simbólica de la pregonada fraternidad, producida antes, cuando su habitual celebración a fines de febrero fuera cancelada para dar paso a una jornada cerrada con grescas que anunciaban vendettas al más puro estilo siciliano.


En ese mismo estilo de mafias y camorra, en pleno Congreso salió a la luz una fábrica de credenciales apócrifas montada por el propio Secretario General, que luego recibiría de su propia medicina al ser “fraternalmente” secuestrado en el momento crucial de las definiciones, para que otros urdieran el desenlace de aquella olla de grillos. El resultado: nueva repartija del poder con bendición de Alan García, quien de ese modo consuma el total vaciamiento ideológico y programático del APRA, que de popular, revolucionario o antiimperialista ya no tiene absolutamente nada, convertido como está en el comodín electoral bajo la manga (“mal menor”, “cambio responsable”) de intereses transnacionales, de los Romero, los Crousillat, y operadores mafiosos como Fortunato Canaán, Químper o León Alegría.


Se trata de un desenlace a la medida de Alan García. Nada de discusiones sobre el proyecto histórico del APRA, cualquiera que este fuese. Ninguna reflexión sobre el país, ni sobre la situación en que este segundo gobierno aprista lo deja, tomando en cuenta nuestra posición con respecto a los proyectos geopolíticos en curso en la región o las tendencias globales. Ningún balance de lo efectuado en Educación, salud o justicia. Ninguna evaluación sobre los escándalos de corrupción que comprometen a toda la cúpula aprista, independientemente de la facción de que se trate, empezando por el propio García, misteriosamente enriquecido y entregado a la frivolidad del poder.


¿Moquegua?, ¿Bagua?, ¿Piura? Ni una palabra. Nunca tuvo aquel partido un Congreso tan vacío de definiciones elementales que no fueran las de los apetecidos cargos partidarios, producidas como resultado de un fraccionamiento orgánico igualmente funcional a los intereses megalómanos de García, obsesionado con volver a ser Presidente de la República, para lo cual no le importa balcanizar el partido de Haya de la Torre, a fin de mantenerse como el indispensable componedor de rencillas insalvables, convertidas en elemento sistémico, estructural, de un partido que alguna vez invocaba como mito articulador la fraternidad y el programa antiimperialista.

 

EL PODER EN EL PERÚ

 

Por: Ph.D Ricardo Paredes Vassallo

 

¿Si el poder fuese mensurable objetivamente, tanto como la riqueza y la producción lo son en cuantía y volumen, cuál sería esa porción que le tocaría al Perú con respecto del mundo? Más claramente, ¿cuál porcentaje del poder mundial correspondería a la nación peruana?  Calculo que ese porcentaje sería exiguo, alegórico y completamente risible. Este es un hecho objetivo, incuestionable y del cual nadie debe sentirse complacido o indiferente. El poder en el Perú no alcanza ni para resguardar a sus propios ciudadanos del hambre, de la desocupación o del caos. ¿Pero cuáles son las razones que subyacen a este hecho casi invariable y cuya tragedia contradice a nuestra riqueza natural y a esa gran historia imperial? A mi juicio, y como ya lo he explicado en mi libro “Los Cholos y el Poder”, esta problemática tiene concomitantes históricas y siempre renuentes, que podría ser escuetamente sintetizadas en los siguientes puntos:

El poder en el Perú es colonial, diseñado para que gobierne y se beneficie una elite. El poder en el Perú no es nacional, es de grupos y no de la nación. La fuerza social de la nación no está canalizada hacia el estado. El estado no se mueve con la fuerza de toda la nación. El divorcio entre gobernantes y pueblo, ocasionado por la usurpación colonial, no ha sido enmendado políticamente. El Poder, visto como esencia y potencia que produce un pueblo cada día, y no solo electoralmente, nunca ha sido empleado para solucionar radicalmente a infinitos problemas sociales.

 

El Perú carece de unidad nacional. Esto es evidente. El Perú, desde su fundación no ha logrado consolidar su unidad política; más bien, los gobernantes y las minorías encargadas de dirigirlo se opusieron a que entre todos se forje esa nacionalidad basada en la natural unidad racial de los cholos. El Perú es una nación de cholos e indios básicamente (en mis libros he combatido para que los peruanos se reconozcan como cholos[1] y que forjen su unidad en base a esta característica poderosa y generalizada en toda la población). 

El estado peruano, y la nación misma, carecen de objetivos políticos, económicos y sociales. Todavía no somos una Nación hecha y derecha.  Las 20 constituciones que se han borroneado, copiado y enmendado a lo largo de 200 años no han podido hacer del Perú a una nación poderosa ni homogénea, ¿por que? Por el hecho que no se puede fabricar una nacionalidad desde un poder mostrenco y que no tenga enraizadas sus bases en la historia, entre la gente misma. El poder en el Perú es epicéntrico y no concéntrico como un buen poder debe ser (la cola no puede mover al perro). Políticamente hablando, los peruanos que viven en los departamentos, provincias, caseríos o distritos, no tienen ninguna influencia sobre el estado. El estado tampoco tiene influencia real sobre éstos. No existe, en dos vías (salvo electoralmente), correspondencia recíproca entre ambos. El estado está presente pero influye escasamente en la vida local de los ciudadanos, como los ciudadanos de las regiones remotas, contiguas y próximas, no influyen sobre el estado y el poder localizado (en Lima). Esto es grave. Y en este punto gravita, precisamente, que el Perú no se haya consolidado como nación.

 

Los que gobiernan y gobernaron al Perú nada, o muy poco, tienen que ver con los gobernados. Esta es la otra razón que esclarece porqué el Perú, dos siglos después de la independencia, no se haya consolidado como nación y que expone, a toda luz, que en el seno de nuestro territorio sagrado se haya impuesto el racismo y la consiguiente explotación y dominio de las mayorías por una minoría golosa y necia.

Nada se ha logrado que sea duradero, que brille con luz propia. Y “nada” es para mí lo contrario a potencia y riqueza, a señorío y a gloria. Lo más colonial en el Perú es su poder. Con ese podercito, del tipo parasitario, lograremos rezar, cantar y bailar bien, pero no dominaremos a nada ni conquistaremos a nadie. No haremos ciencia ni llevaremos la fuerza e independencia a nuestros ciudadanos en todos los confines. Con ese podercito de algunos y solo para pocos, siempre exportaremos materias primas y esclavos. Y lo extraño es que nadie haya pronunciado, hasta hoy, lo que yo escribo e increpo.

 

¿Es que nadie en el Perú ha visto que su tragedia se concatena y es dependiente de esta  mayúscula verdad? Los fundamentos del Perú como nación son enclenques, podridos y  postizos, sus raíces originales fueron arrancadas y trastocadas. No hay unidad racial tras el poder. Los cholos e indios no son dueños de nada. No, ni de su nación ni de su destino. Ahora votan por otros, por los que los dominan (por blancos, chinos o árabes).

           

EL VUELO DE GARCÍA

 

Por: César Hildebrandt

 

Más huachafo que nunca, más sometido que nunca, más teatral que nunca, Alan García vuela a Chile, con autorización del Congreso del Perú, “para supervisar –según afirma la agencia oficial Andina- la entrega de la ayuda humanitaria enviada por el Perú”.


¿Supervisar la entrega de la ayuda humanitaria? ¿Para eso se necesita a un presidente de la república? ¿Es que García sospecha que la ayuda peruana pueda ser derivada a otras manos, como sucedió en Pisco con las donaciones extranjeras y, especialmente, con los 800,000 dólares aportados por el sindicato magisterial mexicano?


Más allá del insulto implícito en esa posible sospecha, García cree haber encontrado la ocasión perfecta para demostrar qué lazos de corazón y qué intereses cuantiosos lo ligan a Chile. Lo que no sabe es que los presidentes no hacen cosas como esta ni son del todo bienvenidos a la hora en que ha habido que balear a algunos de los cientos de saqueadores e imponer el orden, en Concepción, con cinco mil efectivos del ejército “autorizados a tirar a matar”.


Y justo en el momento en que Chile muestra su cara menos agradable, su tercermundismo caché, sus desigualdades maquilladas, sus vicios ocultos y su capacidad de ser brutal a la hora de exigirle a los pobres que esperen, justo, en ese momento, el inoportuno doctor García que padecemos hace maniobras para aterrizar en Santiago y salir en la foto de la catástrofe, a ver si le quita unos minutos de protagonismo a Hillary Clinton.


Bueno, no tengo duda de que la señora Bachelet será protocolar y bien educada y recibirá a García unos minutos (aunque para sus adentros reniegue de un metiche sentimental y de un oportunista lacrimógeno de tal calibre).


¿Es que Joselo, el Canciller de Cobre, no puede decirle a García que hay cosas que no se hacen?


No, no puede. Tiembla Joselo si tiene que decirle a García algo que le vaya a disgustar.


Mientras tanto, como si nada hubiera sucedido, LAN, la empresa del electo presidente de Chile (y ahora también de sus testaferros provisorios), amenaza al club peruano “Universitario de Deportes” con represalias severísimas si es que la “U” luce hoy, en su encuentro con Sporting Cristal, el logotipo de “Star Perú”.

“Star Perú” ha cerrado un trato con la “U”. Ese trato, sin embargo, contraría un contrato global firmado entre LAN y la apestosa “Asociación de Fútbol”, esa mafia que, usurpando intereses individuales, se ha comprometido a que ningún equipo de fútbol peruano luzca otro logo aéreo que no sea el de LAN.


La empresa peruana “Star Perú” es diminuta y su participación en el mercado, a partir de una flota rala, es marginal. Pero la Chilena LAN, con terremoto y todo, nos quiere imponer su virtual monopolio “por la razón o por la fuerza”.


Los directivos de la Asociación, que firman sobre cualquier línea punteada que huela a dinero, han hecho causa común con LAN y han amenazado a la “U” con suspender el torneo si “el contrato marco” no se respeta.

El problema, que podría tener un normal cauce judicial, quiere LAN resolverlo de una patada en la canilla. El gerente de recursos institucionales de la empresa Chilena amenazó ayer “con dejar sin pasajes aéreos” a todos los clubes peruanos si la “U” se atreve a desafiarlos. “Allí veremos cómo es que llegan a sus partidos”, añadió el patán de la estrella.


Y mientras eso ocurre, el doctor García, aconsejado por Velásquez Quesquén, (a) “Teníanos”, y por Alfredo M., (a) “Tenemos”, se va a Chile a sacarse la foto, a dicharachearle a “El Mercurio” y a desacreditar a la congoja.

¿Nadie le ha dicho que la sobriedad es una virtud y la pertinencia un mérito?


No. García no tiene consejeros. Sólo tiene sirvientes y amigos de lo ajeno.

 

 

LA JUSTICIA PERUANA ESTÁ EN ESCOMBROS

Por: Augusto Álvarez Rodrich


¿Le interesa a alguien reconstruirla realmente?

 

El sistema judicial peruano –esa maraña que va desde jueces y fiscales junto con las entidades que los nombran, evalúan y sancionan, hasta policías, abogados y litigantes, entre otros – está en escombros y, por más signos de descomposición que cada día lo confirman, no se percibe voluntad real de emprender el esfuerzo para construir uno que genere confianza en lugar de asco como el actual.

 

La señal más reciente de la hediondez la difundió Panorama el domingo: un audio en el que un miembro del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial –Hugo Salas Ortiz, el representante ahí de la ‘sociedad civil’– pone en evidencia las ‘movidas’ para nombrar a allegados suyos en distintos ámbitos judiciales desde una entidad que, entre otras funciones, sanciona a magistrados.

 

Esta denuncia, junto con varias otras recientes, simplemente confirman el colapso de la justicia peruana. Un epicentro del desastre está en el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), donde se ha revelado corrupción –uno de sus miembros coimeaba a los postulantes para favorecerlos –; presión política para beneficiar a gente como el juez Ángel Romero, un buen amigo de Palacio de Gobierno; o sistemas y criterios de evaluación tan sorprendentes que concluyen que alguien como Avelino Guillén, quien le demostró a todo el país gran capacidad y habilidad como fiscal, sale jalado en el examen.

 

Si los integrantes del CNM se encargan de evaluar a jueces y fiscales, el país tiene el derecho de solicitarles, por un mínimo de decoro luego de la constatación del mamarracho que han protagonizado, que cancelen el concurso reciente para jueces y fiscales supremos y que, además, se vayan a su casa por ineptos comprobados y sospecha de componenda inaceptable.

 

Del mismo modo, se les debe exigir a las organizaciones de abogados y a litigantes importantes como las principales empresas privadas la urgente puesta en marcha de acciones para mejorar la ética de sus asociados.

 

Los presidentes de la Corte Suprema , por su parte, en su condición de líderes del Poder Judicial, deben asumir compromisos más claros ante el país que se expresen en resultados concretos porque, más allá de las buenas intenciones que han manifestado magistrados que han ocupado ese puesto, como Javier Villa Stein, Francisco Távara o Hugo Sivina, la verdad es que cada año que pasa la justicia peruana se pone peor.

De la mayoría de políticos, en cambio, no se debería esperar mucho. Ellos debieran dar las leyes y el impulso para el cambio, pero son, en la práctica, el origen principal de la corrupción tan profunda que ha demolido los cimientos del sistema judicial peruano.


 

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