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El polvorín

URUGUAY-Ni un solo voto de la Asamblea Popular para Astori y Mujica

30 Octubre 2009 Etiquetado en #Politica

379px-Flag_Asamblea_Popular_svg.pngLO PEOR ES LO PEOR
Ni un solo voto de la Asamblea Popular para Astori y Mujica

En la noche del martes en el Canal 5 oficialista, un joven periodista entrevistaba a otra joven, la nieta del escritor argentino Juan Gelman, respecto a las consideraciones que le merecía el resultado negativo sobre la Ley de caducidad.
La explicación que daba Macarena, hija de dos compañeros desaparecidos por las dictaduras del Cono Sur, María Claudia García y Marcelo Gelman, partía de un mecanismo de lógica formal casi inocente, el plebiscito se perdió, en medio de una campaña electoral donde se elegía presidente, señalaba la joven, siguiendo la línea de pensamiento del líder del Frente Amplio, José Mujica.

Por su parte el flamante electo diputado Luis Puig, portavoz de la Coordinadora por la Nulidad de la Ley de Caducidad admitió este fracaso, a pesar de que en un primer momento los datos apuntados por encuestadoras a boca de urna parecían otorgar el triunfo del sí al fin de la impunidad. “El tema de la memoria y la justicia ha tenido un gran empuje en los jóvenes uruguayos”, dijo Puig, también secretario de Derechos Humanos del Pit Cnt.

También reconoció el fracaso de los dos plebiscitos el candidato del Frente Amplio, José Mujica.

 

“Los plebiscitos quedaron opacados por las discusiones de carácter político. Yo no era partidario de ponerlos juntos y creo que ésa ha sido la causa fundamental”, dijo Mujica en rueda de prensa al conocerse los sondeos a pie de urna.

Y Danilo Astori, señaló por su parte que “todo indica que no se llegará a la mayoría por el sí”. Sin embargo, dijo Astori, “ésa es la voluntad del pueblo y con serenidad se debe aceptar”.

 

La noche previa al inicio de la “veda electoral”, un grupo de jóvenes hijos de compañeros y compañeras desaparecidas, hacían uso de la cadena de televisión, convocando a la ciudadanía a votar a favor de la papeleta rosada y el Si a la anulación de la Ley de Caducidad.

En realidad contrario al razonamiento que introduce Mujica, el plebiscito no perdió por haber quedado opacado por la campaña política de los partidos. Primero no alcanzó por que ni Astori ni su propio compañero de fórmula Fernández Huidobro estaban de acuerdo en anular la ley. Y en segundo lugar fue al revés, la campaña por el plebiscito para anular la Ley de Caducidad, potenció el resultado electoral del Frente Amplio, sobre todo en los sectores juveniles.

 

Hace mucho tiempo ya que el Frente Amplio, ha dejado de ser una fuerza de izquierda, y se ha convertido en el máximo exponente del capitalismo neoliberal. El Frente Amplio no tiene ninguna diferencia en el plano económico, social, política internacional, con los partidos de la burguesía. ¿De qué manera entretiene el Frente Amplio a sus seguidores?

 

El Frente Amplio sustituyó la lucha de clases, la lucha anticapitalista, y al socialismo, por la lucha antidictadura. Abandonó el objetivo del socialismo, por “la zanahoria” del “juicio y castigo a los culpables”, una consigna ya desmerecida, y manipulada por algunos personajes que han convertido los “derechos humanos” en una sociedad anónima que les sirve para vivir bien.

Los compañeros muertos y desaparecidos dieron su vida por ideales revolucionarios y socialistas, ninguno de ellos estaba equivocado ni confundido, por el contrario ellos fueron los más claros y decididos en saber lo que buscaban.

 

En cambio estos de hoy, entre los que se encuentran algunos de los jefes, que salvaron el pellejo negociando con los verdugos, mientras torturaban, asesinaban y desparecían a los más firmes y decididos revolucionarios, hoy siguen en carrera hablando de “derechos humanos” y de “juicio y castigo a los culpables”.

Tuvieron cinco años, y ahora desgraciadamente al parecer van a tener otros cinco años más, con todo el viento a favor, mayorías parlamentarias y poder absoluto desde el Poder Ejecutivo. ¿Por qué entonces no hacen justicia y castigan a los culpables?

 

Es muy lamentable pero la historia está a la vista, es reciente y rompe los ojos. ¿Por qué los frenteamplistas no votaron la papeleta rosada? ¿Por qué se olvidaron? ¿Por que no sabían que había un plebiscito? ¿Por que los encandiló la campaña de Mujica? ¿Quién puede tragarse ese gato marcha atrás?

¿Es que no saben que en el Congreso del Frente Amplio, llamado “Héctor Rodríguez”, Fernández Huidobro fue el encargado de fundamentar en contra de la anulación de la Ley de caducidad?

¿Y que Danilo Astori también estaba en contra de anular la Ley de caducidad?

 

Por eso nosotros estábamos seguros que el plebiscito no saldría, porque además de los blancos y colorados, tampoco votarían muchos frenteamplistas de Astori y de Huidobro.

Y no precisamente por despistados.

Sin embargo fue rédito lo que dio la campaña por el plebiscito a algunos dirigentes que no tienen ni tres mil votos, y que sin embargo tienen ministros, directores municipales, dirigen el PIT CNT y ahora estarán sentados en el Parlamento.

La imagen de la nieta de Gelman había sido ampliamente difundida cuando al poco tiempo de iniciarse el gobierno del Frente Amplio, visitó la presunta tumba de su madre en el Batallón 14, cerca de Montevideo.

En aquel entonces cuando trataba de reponerse del dolor por la muerte del que creía su padre, se chocó de frente con la dura realidad: era hija de una pareja argentina desaparecida y asesinada durante la dictadura en Uruguay. Y uno de los amigos de su padre, que frecuentaba su hogar, era el probable asesino de su madre.

Tenía 23 años, vivía con su madre adoptiva y su vida tuvo un giro fuerte. Mientras superaba ese shock, quiso quedarse fuera de la visibilidad pública. Pero aquel día, María Macarena Gelman dio la cara cuando entró al Batallón de Toledo para recorrer el lugar donde militares retirados señalan que está la tumba clandestina de su madre.

Se trata de la nuera del escritor argentino Juan Gelman, que desde 1999 ha reclamado a las autoridades uruguayas el esclarecimiento del caso.

La dictadura uruguaya (1973-1985) dejó 38 desaparecidos en el país. En 2000 el gobierno de Jorge Batlle formó la Comisión para la Paz, que, en 2003, concluyó que 26 desaparecidos fueron asesinados y arrojados al mar por agentes de la represión.

 

Supuestamente con la asunción del nuevo gobierno del Frente Amplio y Tabaré Vázquez decía dar la mayor importancia a las investigaciones sobre desaparecidos, se decía que algunos militares y policías comenzaban a dar datos sobre entierros de secuestrados en forma ilegal.

Todo eso fue mentira, pero en el imaginario de la población la gente común desinformada, piensa que en materia de “derechos humanos” hay militares presos, sin tener en cuenta que fue necesario protegerlos para evitar que fueran extraditados hacia la Argentina.

 

La ley de 1986, ratificada en un referéndum de 1989, y ahora en el 2009, impide juzgar a militares y policías por actos de represión.

Todos los grandes medios de comunicación en aquel momento informaban que “en los últimos días trascendieron datos sobre el lugar donde fue enterrada la argentina María Claudia García, y Macarena llamó a la Casa de Gobierno para obtener información de primera mano”.

Decía la muchacha entonces: “¿Hay certezas de que mi madre está enterrada ahí?”, preguntó al secretario de la presidencia, Gonzalo Fernández. “Sí, Macarena, hay altas probabilidades”, respondió el funcionario.

Entonces, la joven pidió que la dejaran entrar en ese cuartel. La hija de la desaparecida junto a Fernández, dos jueces, una fiscal, antropólogos y técnicos forenses ingresaron en el Batallón 14 de Toledo. También estuvo el comandante en jefe del ejército, Angel Bertolotti, quien se decía era una pieza clave en la aplicación del plan de Vázquez para encontrar restos de desaparecidos.

 

La televisión, los grandes periódicos, las cadenas radiales todos informaron que en una zona, observaron tres posibles tumbas y, en otro lugar cercano, dos más. Estuvieron en una depresión al costado de unos árboles donde se estima que está enterrado el cuerpo de María Claudia. La comitiva dejó a Macarena que caminara sola por el lugar. Luego fueron a la residencia militar del jefe del ejército para intercambiar opiniones.

Bertolotti elogió a Macarena, dijo que era una joven de mucha fortaleza y madurez e informó que ya tiene lista la investigación interna sobre los casos de desaparecidos y que sólo le faltaba redactar el reporte.

 

La historia verdadera en cambio, es la de que el 24 de agosto de 1976, agentes de la represión entraron en la casa de Berta Schuberoff la ex esposa de Juan Gelman, y se llevaron detenido a su hijo Marcelo Gelman y a la pareja de éste, María Claudia.

Marcelo había militado en la Juventud Peronista y en el Ejercito Popular Revolucionario (ERP). La agenda de teléfonos de una militante del ERP permitió a los militares dar con su paradero. María Claudia estaba embarazada de siete meses y pensaba en los nombres de Ernesto y Ana para su bebe. Los llevaron al centro clandestino de detención Automotores Orletti.

Asesinaron a Marcelo, cuyo cadáver fue hallado 13 años después en un tanque de 200 litros en el canal de San Fernando, en Buenos Aires.

Pero a María Claudia la trajeron clandestinamente a Montevideo, donde en el Hospital Militar dio a luz una niña. La beba fue entregada a un comisario y a su esposa, quienes la anotaron como hija propia con el nombre de María Macarena Tauriño.

Dicen que luego, agentes uruguayos mataron a María Claudia y la enterraron, según los testimonios reservados que acaban de conocerse, en una zona del cuartel de la localidad de Toledo, en un lugar que los militares, irónicamente, dieron por llamar Arlington, en alusión al cementerio de Washington.

 

Como la operación se hizo aparentemente por fuera de las acciones formales de la dictadura, cuando en 1984 los militares limpiaron las tumbas de desaparecidos, dejaron sin remover la de María Claudia.

La larga historia que no deben olvidar los uruguayos de izquierda. Nos recuerda que la detención del ex militar Gilberto Vázquez, uno de los “Teniente de Artigas”, la logia militar que mantiene relaciones históricas con el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros desde la derrota militar de los jefes guerrilleros en 1972, se produjo a las 9:20 hs. de la mañana de un día viernes.

El militar fue trasladado a las Oficinas de Interpol y a las cuatro de la tarde fue conducido a Cárcel Central. En el momento que se enfrentaba a la prensa gritó: “Soy un preso político”.
La imagen de un asesino y torturador, sonriente, disfrazado y bromeando con los periodistas es, a la vez que patético, la verdadera imagen de nuestra sociedad actual.
“Uruguay continúa siendo el paraíso de la impunidad”.
La defensa de un conjunto de asesinos, golpistas y violadores de los derechos humanos solo puede explicarse en la suposición de que existan compromisos políticos y quien sabe de que otro tipo, con estas logias militares.

Los militantes de izquierda, los ex presos políticos, los perseguidos por la dictadura, los del exilio de afuera y los del exilio de adentro, saben bien que los asesinatos, las desapariciones y las violaciones de los derechos humanos en nuestro país y la Argentina saben bien que todas las aberraciones que ha denunciado el poeta argentino Juan Gelman, son verdaderas.

Los dictadores militares del “Plan Cóndor” asesinaron y desaparecieron el hijo de Gelman y secuestraron a su nuera María Claudia que no tenían militancia política y después fue introducida clandestinamente en Uruguay. Mantenida en prisión hasta que diera a luz a una niña que también le fue robada y después fuese asesinada y enterrada en un lugar que los cobardes, asesinos no han revelado hasta ahora.

Hace un tiempo atrás, la izquierda uruguaya, ahora reconvertida en progresista, aseguraba que el ex presidente Jorge Batlle sabía quien había asesinado a la nuera de Gelman, María Claudia, y también de otros casos como el de Elena Quinteros secuestrada por la fuerza del jardín de la Embajada de Venezuela. ¿Dónde está enterrada Elena Quinteros?.
¿Cuál es la responsabilidad de del ex Canciller uruguayo, Juan Carlos Blanco?
El mismo que denunciaba Zelmar Michelini en una de sus últimas cartas enviada a un periodista y amigo argentino, antes de que los militares del “Plan Cóndor” lo asesinaran junto a Héctor Gutiérrez Ruiz. Todos fueron crímenes de Estado, del terrorismo de Estado.
Y si Batlle sabía, ¿ahora no lo sabe también el gobierno progresista?

El presidente Jorge Batlle durante su gobierno creó la “Comisión para la Paz”, integrada por el movimiento sindical y la propia izquierda junto a otros, que tuvo como cometido investigar los casos de los desaparecidos.
La Comisión, sobre la cual la sociedad uruguaya se expresó como un significativo gran avance sobre los derechos humanos, presentó un informe final, que con el paso del tiempo, ha resultado falso y continuador del criterio de la impunidad.
Después de dos años de reuniones y recibir las denuncias la “Comisión para la Paz”, arribó a la conclusión, entre otras cosas, de que en Uruguay las “muertes fueron debido al exceso de tortura” y no por intencionalidad.

La segunda gran conclusión de la “Comisión para la Paz” fue que “los cuerpos no se podían encontrar porque todos habían sido cremados”.
Sin evidencias y creyendo en la palabra de los represores y asesinos, los integrantes de la “Comisión para la Paz” desvinculaba a los jefes de estado en los actos de las violaciones de los derechos humanos.

Los dirigentes políticos del gobierno de Jorge Batlle fueron los primeros en echar mano al nacionalismo, tan de moda hoy entre los gobernantes progresistas. En el 2004 los “nacionalistas” uruguayos denunciaban la intromisión de la Argentina y respondían al Presidente Kirchner que reclamaba por la nuera del poeta Juan Gelman, preguntando esta vez por los desaparecidos uruguayos en la Argentina.
“Hay más de ochenta uruguayos desaparecidos en la Argentina. No tenemos información alguna sobre ninguna de las personas que desaparecieron en la Argentina, ni cómo, ni cuándo, ni de que manera”.

La “Comisión para la Paz” que integró el ex Secretario de la Presidencia y actual Ministro de Defensa, Gonzalo Fernández, fue un intento político concertado por poner punto final al tema de “los derechos humanos” en Uruguay.

La Argentina comenzaba a diferenciarse durante el gobierno de Néstor Kirchner del de la Banda Oriental. Pero a esa altura parecía estar claro para todo el mundo y también para Kirchner, que los días de Batlle estaban contados y que un nuevo gobierno de izquierda encabezado por Tabaré Vázquez cambiaría el curso de la historia, en dirección al acuerdo político e ideológico, al andar un mismo rumbo.

Batlle era un hombre derrotado, desprestigiado, mientras que Tabaré Vázquez era toda una promesa un líder serio y confiable, al cual Kirchner ayudó mucho para que accediera al poder.
Desde México el poeta argentino Juan Gelman escribía una nota dirigida al mandatario uruguayo Jorge Batlle en los siguientes términos:
“Usted ha cometido hoy un acto de injusticia más ominoso aún que el crimen que encubre. No quisiera estar en sus zapatos. Son los zapatos de un hombre que llega a su estación terminal con la conciencia oscura, la decencia mutilada y la hombría de bien desvanecida.
Lo compadezco.

Juan Gelman”

 

El 23 de enero del 2004 la tormenta diplomática entre Kirchner y Batlle aumentaba en lugar de amainar, los represores y asesinos uruguayos de la dictadura mientras tanto festejaban su resguardada impunidad. Los caminos políticos, económicos e ideológicos seguidos por ambos países resultaban bien disímiles.
A nadie podía extrañar tal desenlace acaecido en razón de los disímiles caminos emprendidos por los dos gobiernos en lo político, económico, e ideológico.
El cambio era de esperarse. Sin embargo, desde que asumiera el candidato de la izquierda uruguaya, el Doctor Tabaré Vázquez -con quien el presidente argentino Néstor Kirchner no disimulara sus simpatías y contribuyera solidariamente con su campaña electoral- los procesos argentino y uruguayo se diferenciaron, desde un comienzo.

Mientras el presidente argentino accedía al gobierno con un escaso respaldo popular, después de la caída de varios presidentes repudiados por el pueblo; Tabaré Vázquez en cambio, triunfaba en las elecciones nacionales con el respaldo de la mayoría electoral, con un partido de izquierda fortalecido en organización y una central obrera que nunca negó sus simpatías y sus vínculos con la izquierda. Como si esto fuera poco se agregaba la nueva situación de los partidos de la derecha desprestigiados y debilitados como jamás antes habían estado.

Al tiempo, tanto Kirchner como Vázquez sorprenderían a los ciudadanos de ambos países y fuerzas políticas de la región.
En sus comienzos Kirchner tomaba el camino del viejo peronismo al estilo de Cámpora.

Tabaré Vázquez que venía precedido de antecedentes de izquierda, continuaba el proceso económico, social y político de los partidos blanco y colorado de la burguesía.

El mandatario argentino desarticuló la cúpula de la Policía Federal y la bonaerense, otro tanto hizo con los mandos militares, y al final también cambió a todos los jueces del Poder Judicial.
Con estas medidas Kirchner eliminaría posteriormente a las leyes de impunidad, “la Obediencia debida” y las de perdón a los militares decretadas por Carlos Menem.

Tanto Kirchner como Vázquez recibieron una pesada herencia de los gobiernos anteriores. Sobre eso no hay dudas.
Las diferencias y las discrepancias entre ambos gobiernos se centra en la manera de hacer frente a esta “herencia maldita”.
El núcleo de las diferencias no se detuvo solamente en los aspectos sobre los derechos humanos sino que se sumaron al camino económico a seguir por ambos gobiernos.

Kirchner tratando de fortalecer el Mercosur y creando un grupo de poder Latinoamericano para enfrentar el poderío imperialista en la región; y Vázquez criticando y atacando constantemente al Mercado Común del Sur y tratando de alcanzar un “Tratado de libre comercio” con los Estados Unidos.

En agosto del 2003 el poeta argentino Juan Gelman se reunía con el presidente argentino Néstor Kirchner en la Casa Rosada, y el mandatario argentino se comprometió a interceder ante el gobierno uruguayo en la búsqueda de María Claudia García de Gelman.

Gelman acusó al ex presidente uruguayo Jorge Batlle de encubrir al asesino de su nuera y del lugar donde estaría sepultada. Para lo cual se basaba en las declaraciones judiciales del Senador Rafael Michelini.

Michelini habría señalado a un juez argentino la identidad del asesino, según los comentarios de Batlle, sería el capitán de coraceros Ricardo Medina integrante del Plan Cóndor que actuaba en la cárcel clandestina argentina de “Automotores Orletti”.
Donde habría estado detenida inicialmente María Claudia.
Ricardo Medina, era ahijado de un funcionario policial que se quedó con la hija de María Claudia y que ocupó el cargo de jefe de policía de un departamento, designado por el ex presidente Julio María Sanguinetti.

En aquella oportunidad el ex asesor presidencial y miembro de la Comisión para la Paz, Carlos Ramela afirmaba que “no había evidencias de que la nuera del poeta Juan Gelman hubiera muerto en Uruguay”.
Pese a los informes de la “Comisión para la Paz” y las declaraciones de Ramela, el poeta argentino reveló que ya en el año 2000 mediante una investigación privada, había ubicado a la hija de María Claudia nacida en cautiverio.

Gelman se reuniría ese año con el ex presidente Batlle, y los doctores Carlos Ramela y Gonzalo Fernández, y el ex secretario de la presidencia Raúl Lago. En el correr de ese mismo año Gelman vendría otra vez a Montevideo a conocer a su nieta y a consultarla sobre las acciones emprendidas por él.
Batlle no tuvo nada que ver en la ubicación de la nieta de Gelman y el hecho sirvió para confirmar que los militares uruguayos habían trasladado a su nuera embarazada de ocho meses y medio, de Buenos Aires a Montevideo, esperaron que la niña naciera y se la arrebataron, asesinando a María Claudia en Uruguay.

Desde aquel entonces, el actual Ministro de Defensa; Gonzalo Fernández, actuaba como intermediario de las comunicaciones con Gelman, nombrado por el propio Batlle.
Gelman insistía que María Claudia estaba enterrada en el Batallón 14 en Montevideo y no en el 13. Y que Batlle decía que eso confirmaba que había sido Ricardo Medina alias “El Conejo” habría sido el encargado de ejecutar a María Claudia.

Mientras que en la Argentina se ponía fin a las leyes de “Punto final” y “Obediencia debida”, en Uruguay asumía la presidencia el Doctor Tabaré Vázquez.
El mismo día que asumió el gobierno el 1 de marzo adelantó que se realizaran excavaciones en cuarteles donde habrían sido enterrados algunos desaparecidos.

“El primer paso en falso sin embargo, lo dio en agosto, cuando aseguró que había un 99 por ciento de posibilidades de que en el Batallón 14 estuvieran los restos de la nuera del poeta argentino Juan Gelman, a partir de los datos proporcionados por los propios militares”.

La televisión mostraba las conmovedoras imágenes de la nieta de Juan Gelman en compañía al jefe de las Fuerzas Armadas el General Bertolotti ingresando ambos al Batallón 14.
Ahora se sabe que los militares dieron datos falsos al gobierno progresista y que los comandantes y ministros de Defensa avalaron en aquella oportunidad, colocando al presidente Vázquez en una delicada situación que ameritaba relevar a la cúpula militar y ministerial.

 

María Claudia García era esposa de Marcelo Gelman aparecido en los años ‘80 en Buenos Aires con un balazo en la nuca y a partir de ese momento su caso tomó gran repercusión a nivel internacional. El poeta argentino Juan Gelman, ha venido llevando a cabo una gran campaña para ubicar a su nuera desaparecida junto a unos doscientos casos de uruguayos asesinados.
Gelman movilizó sus relaciones internacionales y logró que enviaran cientos de cartas pidiendo a los distintos gobiernos uruguayos que revelaran el destino de su nuera María Claudia.

A mediados de octubre del 2005 la Justicia uruguaya archivaba el caso de la nuera de Juan Gelman, asegurando que el caso fue incluido expresamente en el 2003 en la llamada Ley de Caducidad.

El tribunal penal de segundo turno de Montevideo acogía de esta manera un pedido de Enrique Moller, quien consideraba que no se podía investigar el caso de la argentina, María Claudia García, porque estaba incluido en la Ley de Caducidad.
A partir de ese momento mientras las excavaciones continuaban sin éxito a los abogados de Gelman sólo les quedó la posibilidad de presentar un recurso extraordinario ante la Corte Suprema y solicitar la extradición de los militares acusados de asesinato para que fuesen juzgados en la Argentina.

 

Angel Bertolotti, ex comandante en jefe del ejército uruguayo, fue quien lanzó primero una de sus más explosivas declaraciones al afirmar que los enfrentamientos del pasado entre civiles y militares no deberían volver a ocurrir, pero no descartó que puedan repetirse desmintiendo así que la idea de “nunca más” propugnada por los defensores de los derechos humanos.
“Esas cosas no deberían volver a pasar, pero el nunca más está supeditado a los escenarios que se produzcan”, afirmaba Bertolotti al semanario Búsqueda.

Bertolotti había cumplido el triste papel de Juez sumariante del Supremo Tribunal militar de la dictadura.
Pero el caso más grave lo representa el actual comandante de la Fuerza Aérea, el ex Enrique Bonelli, piloto de los llamados “vuelos de la muerte” desde Argentina a Uruguay.

 

La solicitud de extradición solicitada por la Argentina de seis militares uruguayos vinculados al “Plan Cóndor” se debió a que la Justicia uruguaya archivara el caso de María Claudia García nieta del escritor argentino Juan Gelman. En el 2005, el juez uruguayo Enrique Moller impidió la posibilidad de que la justicia uruguaya continuara investigando los delitos contra la humanidad de estos asesinos que, de acuerdo a las leyes internacionales, no pueden ser amnistiados por ley alguna.

El Juez Federal argentino Guillermo Montenegro en una orden con fecha del 26 de abril del 2006 solicita la captura a Interpol contra los militares uruguayos retirados José Nino Gavazzo, Jorge Silveira, Ernesto Rama, Gilberto Vázquez y Julio Vadora ya fallecido, el ex militar Ricardo Arab y el ex policía Ricardo Medina Blanco.
Todos ellos fueron detenidos, menos Cordero que se halla en Brasil.

La sentencia del Juez señala que estos individuos privaron de libertad ilegalmente aquellos ciudadanos uruguayos que fueron secuestrados en la Argentina e interrogados en el centro de detención Automotores Orletti y que el caso incluye también a María Claudia García Irureta Goyena.
El Juez menciona en su pedido son Washington Cram, Washington Queiro, Alberto Mechoso, León Duarte, Ruben Prieto, Ary Cabrera. Adalberto Soba, José Mendez Donadio, Francisco Candia, María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni.

Tabaré Vázquez se había comprometido con su par argentino Néstor Kirchner a investigar de manera prioritaria el caso de la nuera de Gelman.
Kirchner se sintió defraudado cuando se enteró del fallo de la Justicia uruguaya y el gobierno uruguayo buscó tomar distancia de la decisión señalando la independencia de poderes.


Pese a que la “Ley de caducidad” es un verdadero “mamarracho jurídico” sigue manteniéndose vigente y el gobierno de Tabaré Vázquez se mostró desde un principio empeñado en sostenerla hasta el final y no recorrer el mismo camino que el emprendido por Kirchner.

Por su parte algunas organizaciones sociales y con menor intensidad algunos sectores políticos, comenzaron a insinuar la posibilidad de derogar dicha Ley, los agrupamientos más numerosos como el MPP fueron los mayores defensores de la Ley y de evitar la extradición de los militares detenidos hacia la Argentina.

Los ex militares detenidos gozaron de privilegios tales como los que le permitieron fugarse a Gilberto Vázquez del Hospital Militar y recapturado más tarde.

El ex coronel Gilberto Vázquez acusado por la desaparición en1976 de la nuera del poeta Juan Gelman que debió ser sometido a un proceso de extradición a pedido de un juez argentino, se escapó del Hospital Militar de Montevideo donde estaba internado.

Gilberto Vázquez egresó de la Escuela Militar como Alférez del arma de Caballería. A comienzo de la década de los años setenta cuando las Fuerzas Armadas asumieron la responsabilidad de conducir la lucha contra las organizaciones revolucionarias Vázquez, operaba en el regimiento de caballería Número 4 donde cumplió tareas de “inteligencia”. En 1976 fue destinado siendo capitán al Servicio de Defensa SID, donde revistó en el Departamento III de Operaciones. El SID fue un servicio que dependía de la Junta de Comandantes en Jefe.
Estaba a cargo del coronel José Antonio Buratti y trabajaban bajo sus ordenes los tenientes coroneles José Gavazzo y Manuel Cordero, y los capitanes Ricardo Arab y Gilberto Vázquez.
También reportaba allí otro de los secuaces el capitán de la Guardia de Coraceros Ricardo Medina.

 

A comienzos de los años ‘90 Gilberto Vázquez fue designado jefe del Departamento II de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército y luego comandante del regimiento Blandengues de Artigas de caballería Número 1.
Participó en un curso en el Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos en Pensylvania.
Se desempeñó en el Centro de Altos Estudios Nacionales CALEN por donde han atravesado muchos dirigentes progresistas.

Por su prontuario este hombre siempre estuvo estrechamente vinculado a los aparatos de Inteligencia por tanto a la represión, tortura, traslados, asesinatos y desapariciones.
Si este hombre hablara sin duda podría rozar y vincular a muchos hombres y mujeres actuales vinculados de una manera u otra a aquellos hechos recientes.
Inmediatamente de abandonar el Hospital Militar, Gilberto Vázquez envió al semanario Búsqueda una “Carta abierta”, dirigida al Presidente de la República donde señalaba no “aceptar su condición de rehén político a la que un grupo revanchista hacia las fuerzas armadas pretende someter a un grupo de militares”.
La carta publicada y dada a conocer por Búsqueda dice textualmente;

“Carta abierta a la opinión pública:
Sr. Presidente de la República:
Presente

El objetivo de la presente es hacerle conocer como presidente electo de los Orientales, proclamado defensor del Estado de Derecho, los motivos por los que he tomado la decisión de no aceptar la condición de rehén político, a la que un proceso de odio y revancha hacia las Fuerzas Armadas pretende someter a un grupo de militares.
Con fecha 24 de mayo de 2006, el Comandante en Jefe del Ejército me plantea las connotaciones políticas, que mi situación en calidad de detenido por la solicitud de extradición a la República Argentina comporta, y la solución que el gobierno que Usted preside.
La decisión de que seremos condenados por alguno de los delitos de derechos humanos que se le imputa a las Fuerzas Armadas ya está tomada. Seremos condenados sí o sí.

En el caso de la extradición, se nos advierte sobre las condiciones arduas de reclusión en Villa Devoto, y la absoluta falta de garantías en cuanto a los procedimientos legales en ese país. Todo lo cual nos enfrentará a un escenario hostil que nos asegurará un viaje de ida sin retorno.
A cambio, se nos ofrece la opción de aceptar responsabilidades en el caso Soba, Mechoso Méndez, lo cual nos representaría, condiciones de reclusión favorables dentro del territorio nacional y simultáneamente bloquearía el proceso de extradición en curso.

Es mi deseo declarar, que este ofrecimiento no sólo representa una estafa al Estado de Derecho que usted a ultranza ha proclamado, sino también un chantaje moral a mi persona como militar y así como para las Fuerzas Armadas; que en definitiva continuarán siendo rehenes de esta situación, creada por el odio inculcado a nuestro pueblo durante generaciones.
Como hombre de honor, cultivado durante más de cincuenta años dentro de mi institución, no puedo aceptar un ofrecimiento semejante, particularmente porque en realidad, no busca establecer la verdad ni la justicia, sino que persigue compromisos políticos totalmente ajenos a ella.

Es conocido el brete en que el gobierno se ha metido, fomentando todo tipo de campañas de desprestigio contra las Fuerzas Armadas.
Como consecuencia de ello, desde antes de asumir su gobierno, ha pretendido tentar a los integrantes de la Fuerza, para ofrendar algunas cabezas, que descompriman el adeudo asumido con la opinión pública y en particular un pequeño sector de su partido, a través de una persistente campaña contra las acciones de guerra que se padeció en el pasado.

Actualmente, este aprieto se ha estrechado aún más, ya que aceptar otra extradición, particularmente a la Argentina, dentro de las actuales condiciones políticas representará un acto más de descrédito sobre su deber de salvaguardar la soberanía nacional.
Con este chantaje, se pretende darle solución a ambos contextos: por un lado se ofrece las tan buscadas cabezas, victimizando a personajes emblemáticos de la guerra antisubversiva y por otro, se consigue una vulgar chicana legal para eludir las responsabilidades sobre el pedido de extradición.

Quiero manifestar mi absoluto compromiso por la decisión que he tomado, asumiendo además, la responsabilidad de continuar por todos los medios, bregando por evitar que el Ejército continúe rehén de una situación fomentada por intereses decididamente ajenos a la patria.
Si he cometido algún error no tengo ningún temor en afrontarlo, por eso he aceptado hasta hoy mi reclusión, pero no puedo aceptar semejante ofrecimiento.
Un soldado está dispuesto a dar la vida por sus ideales. Éstos no se opacan con ofrecimiento de confort y seguridades, apenas una vulgar máscara de un procedimiento que, de aceptarlo, envilecerá mi honor y mi lealtad hacia mi patria, inquebrantablemente por encima de cualquier adeudo político.

No me tiembla la mano al firmar esta misiva, así como no me tembló a la hora de tener que combatir. Lo hago con la más absoluta convicción que cualquier sacrificio será exiguo para contribuir a impedir que el Ejército siga estando en el centro de una campaña de rencores y odios infundados, cuyo único desenlace será un nuevo enfrentamiento entre aquellos que siempre han sido utilizados por sus ideales y convicciones patrióticas.
Lo saluda atentamente

Cnel. Gilberto Vázquez.”

 

El proceso de fascistización de las Fuerzas Conjuntas uruguayas recorrió un largo camino desde el aprendizaje de la tortura con instructores estadounidenses como Dan Mitrione y el brasileño Amaury Prant durante el gobierno de Pacheco Areco.

Las Fuerzas Conjuntas asesinaban estudiantes durante las manifestaciones estudiantiles y obreras con sus escopetas de chumbos, rifles 22 con mira, enviados por Norteamérica, para uso de francotiradores apostados en edificios, los gases lacrimógenos.

Hasta finales del gobierno de Juan María Bordaberry, los militantes de izquierda podían ser abatidos en enfrentamientos, sesiones de torturas, en allanamientos, asaltos a locales partidarios, por la espalda, durante una pegatina o en un allanamiento domiciliario.
A partir de la dictadura cívico militar y la aparición del Plan Cóndor acordado por las fuerzas represoras en Chile, se internacionalizaba la represión y los asesinatos, fusilamientos, las desapariciones forzadas a prisioneros de guerra y robos de niños.

Los militares y policías que habían comenzado reprimiendo, torturando y encarcelando a dirigentes sindicales y estudiantiles; después combatiendo, torturando y asesinando a guerrilleros, terminaron martirizando y fusilando a comunistas, anarquistas, y robando niños y botines de guerra.

Los aparatos represivos del Plan Cóndor venían desde mucho tiempo atrás, tenían lazos muy profundos de complicidad, juramento de silencio y fidelidad a sus mandos.
Desde Alférez hasta el grado de coroneles estos sujetos habían aprendido el oficio de asesinos, desde los comienzos cuando reprimían con gases, balas de gomas y balines. En tiempos donde llenaban el Cilindro con cientos de trabajadores de UTE, bancarios, y de la Industria Frigorífica, con plantones, patadas culatazos en las costillas.

Después dieron otro paso más en los Cuarteles con cientos de Tupamaros encapuchados, vendados y atados con las manos a la espalda golpeando, aplicando la picana eléctrica, el submarino y mordeduras de perros durante semanas enteras y meses.
Y al final se diplomaron junto a los esbirros del resto de los fascistas latinoamericanos chilenos, argentinos, brasileños, paraguayos del Cono Sur, desapareciendo a mujeres y hombres, y robándose a los niños.

Después nos enteramos que hubo jefes que ni los torturaron, les permitían salir fuera de los cuarteles, y trabajaban juntos con los militares a la semana de haber caído en los delitos económicos.

Esos son los dicen públicamente que no quieren “Viejos presos en los cuarteles”.

“Los que se tomaban una grapa con los torturadores”. Y los que fundamentan a favor de mantener la Ley de Impunidad en los Congresos del Frente Amplio.

 

Los encargados de explicar por que perdió el plebiscito, habiendo ganado el Frente.

LOS QUE TIENEN SUERTE Y SIEMPRE CAEN PARADOS.

 

ES DE ESPERAR QUE TODOS AQUELLOS QUE VOTARON EN BLANCO, ANULADO O SOLAMENTE POR EL SÍ DE LA PAPELETA ROSADA SE MANTENGAN AHORA TEMBIÉN EN ESA POSICIÓN.

 

EL COORDINADOR DE LA ASAMBLEA POPULAR EMITIÓ HOY UN COMUNICADO MANIFESTANDO SU DECISIÓN ESTA VEZ DE ANULAR EL VOTO.

 

LO PEOR QUE PODRÍA PASARLE AL PUEBLO URUGUAYO SERÍA OTROS CINCO AÑOS DE GOBIERNO PROGRESISTA
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