Himno de mi corazón. (uruguayo)
Miedo y asco en MVD
La columna de Daniel Figares.
Himno de mi corazón.
En estos días futboleros se ha escuchado, cantado y hablado del Himno Nacional.
Será bueno reconocer –sobre todo para las nuevas generaciones- algunos datos históricos sobre ésta composición que hace poner a los trajeados políticos uruguayos con la mano en el corazón, o, más bien, del lado de afuera del bolsillo de la billetera.
Para empezar casi nadie nombra al verdadero autor de la música: Fernando Quijano. Es más, algunos relatores de fútbol que escuché x la tele hablan como si el autor de la música y la letra fueran una sola y única persona.
Con respecto a la música, como decíamos, fue Fernando Quijano, un aficionado a la guitarra, hijo de actores -valiéndose de algunos compases y reminiscencias de la ópera de Donizetti “Lucrezia Borgia” (1833), especialmente del coro de los gondoleros (si van a buscar en youtube es fácil encontrar ciertos pasajes musicales parecidos en el primer acto de la obra del italiano)- el autor de la música del Himno Nacional Uruguayo, tal como lo conocemos hasta el día de hoy. (La compuso en el año 1840)
El profesor Deballi, un buen músico húngaro radicado en Montevideo, a pedido de Quijano, escribió e instrumentó la composición, y x primera vez la ejecutó en piano. Sin embargo es posible aún hoy día ver en Wikipedia, en otras enciclopedias o publicaciones especializadas o en charlas de supuestos entendidos que se maneja el nombre de Deballi como autor de la música del Himno Nacional Uruguayo. Pese a la polémica que básicamente radica en la imposibilidad de Quijano de ser tan genial como Donizetti, el propio Deballi declaró en una carta publicada en la prensa en 1855 que Quijano “...tuvo efectivamente alguna parte en la composición de la música, xque él fue quien me hizo penetrar del espíritu del Himno, y en cierto modo del tono que debía asumir aquella”. (Cabe agregar que cuando se llamó a concurso para poner música a la letra de Acuña de Figueroa, Deballi, entre otros, no presentó ninguna. Esto, además de que se supone que es autor de la música del Himno Nacional del Paraguay, pero esto también es dudoso y el propio gobierno paraguayo atribuye la autoría musical de su himno a otra persona.)
En cuanto al autor de la letra, Francisco Acuña de Figueroa, hay bastante que decir. Nacido en Montevideo el 3 de septiembre de 1791 y fallecido en la misma ciudad el 6 de octubre de 1862, fue hijo del Tesorero de la Real Hacienda Jacinto Acuña de Figueroa.
Pese a ser el autor de la letra de los himnos nacionales de Uruguay y Paraguay (y de esto no hay dudas), no se adhiere a la causa independentista jamás, sino que se mantiene leal a los gobiernos coloniales de Elío y Vigodet, y al caer Montevideo en 1814, con unos 25 años de edad, se exiliaría en la Corte portuguesa de Río de Janeiro, donde fue a desempeñar funciones diplomáticas para España.
Retorna a Montevideo en 1818, después de la caída de José Artigas, al quedar la ciudad bajo el dominio portugués, y ya permanece acá. Además de su labor literaria, ocupa los cargos de Tesorero del Estado (sucede a su padre), miembro de la Comisión Censora de las obras teatrales (en 1846), y Director de la Biblioteca y Museo Público (1840 - 1847).
En 1833, cuando el himno fue escrito y adoptado x el gobierno presidido x el General Rivera, Figueroa era el cronista y poeta oficial de Montevideo y nadie podía disputarle el honor de celebrar, en verso mayor o menor, los acontecimientos máximos o mínimos de la nueva nación, dignos de ser líricamente perpetuados. Lo que se dice: estaba súper acomodado con el gobierno. Los hechos que lo llevan a ese privilegiado lugar, a continuación…
Recordemos, para reconstruir la historia, que en 1820 Fructuoso Rivera -quién más tarde sería el primer presidente que tuviera la flamante “República”, genocida de los charrúas y fundador del Partido Colorado-, pactó con el militar y político portugués Carlos Federico Lecor, el líder de los ejércitos invasores (en el Acuerdo de Tres Árboles), y se pasó al ejercito de ocupación, formando parte como delegado del Congreso Cisplatino que votó la incorporación de la Banda Oriental al Reino de Portugal, Brasil y Algarbes. X si fuera poco se convirtió en acérrimo detractor de Artigas (de cuyo ejercito llegó a formar parte hasta la derrota artiguista en Tacuarembó), a quien tildó de “sanguinario perseguidor” que “no tiene otro sistema que el desorden, la fiereza y el despotismo”. Como abrasilerado, como prohombre de la Cisplatina, su traición al Jefe de los Orientales y a los ideales artiguistas le fueron bien pagados: fue nombrado inicialmente Coronel, se le dio el título nobiliario de “Barón de Tacuarembó” (justo donde marchó Artigas, que basuras, ¿no?), y, si pensamos en la Convención Preliminar de Paz del 28 de Agosto de 1928 -el reconocimiento de la existencia de la República x parte del Imperio de Brasil y Argentina (entonces las Provincias Unidas del Río de la Plata) en la conocida misión Ponsonby-, se puede expresar sin tapujos que hasta se le concedió la primera presidencia de la República en 1830 como premio máximo.
Vale decir que cuando cantamos el Himno Nacional nos emocionamos con estrofas independentistas escritas x alguien que estuvo siempre a favor de los imperialistas, en contra de los que querían independizarse (o sea nosotros) y pegadito a los tiranos que después hizo temblar pero sólo en sus letras…
¡¡Pero que le vamos a andar machacando a Acuña de Figueroa con un personajete como Fructuoso Rivera!!
La vida es un sueño, dijera Calderón de la Barca.
Como verán, todo es ilusión… y falsedades.
DanielFigares
(Yo, la verdad, ahora que es Himno, me quedo con “A Don José”, de Ruben Lena, pese a que, como alguna vez cantó Luca Prodan, yo a la bandera la quiero “planchadita, planchadita, planchadita”.)
En otro orden de cosas me quiero solidarizar con mi amigo y colega el periodista Carlos Peláez, cuya radio comunitaria, Magoya Fm de Maldonado, quedó fuera del aire debido al impacto de un rayo, en una de las tormentas eléctricas de los días pasados. Lamentablemente los daños parecen ser totales. Mi solidaridad para con él, todos los componentes de la radio y sus escuchas… ¡¡¡Y al canto de Flor… Contra Flor y Resto Carlitos!!!